Morganna Love, un referente en la visibilización de la comunidad trans en México

Noroeste/Redacción
31 marzo 2021

La cantante de ópera y actriz, una de las 100 mujeres más poderosas del país –listado de Forbes– ha luchado por el respeto y los derechos hacia las mujeres trans; una figura clave en este día

Morganna Love es una de las 100 mujeres más de poderosas de México. Así lo consideró la revista Forbes, que la incluyó en su edición 2020 de dicho listado. El arte de esta cantante de ópera y actriz atrajo hacia ella el reflector de la renombrada publicación internacional. Pero lo que la lleva a estar en ese ranking, por segunda ocasión, es algo que va más allá.

“Creo que el poder como tal en mi caso ha sido porque he podido levantar la voz; para las mujeres en general, y también desde mi vivencia (...) Se dieron cuenta que yo era una mujer trans que estaba luchando por algo más que solo mi carrera. Que estaba luchando por levantar la voz y sobre todo inspirando a mujeres a seguir sus sueños y a ser poderosas”, expresó una enérgica Morganna en una videollamada con Infobae México.

Y es su mismo poder el que ha llevado a Morganna a convertirse en uno de los principales referentes de la lucha en contra de la discriminación hacia las personas trans en México, así como la visibilización de un colectivo fuertemente violentado y estigmatizado, causa que precisamente este 31 de marzo se conmemora con el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero.

Morganna Love es una mujer. Lo sabe desde que ha tenido memoria, a los 4 años. Pero fue hasta los 28 que hizo el cambio físico para tener su actual apariencia. Como muchas mujeres en su situación, el camino no le fue nada fácil. El arte, que ahora es su poder, fue su salvación. “Fue muy tremendo el bullying; sufrí muchas agresiones físicas, verbales, sexuales (...) la música, el canto, fue mi refugio”.

Lamentablemente aún es víctima de ataques. Por ejemplo, el que le hizo el año pasado un diputado de Nuevo León, Carlos Leal, tras la publicación del listado de Forbes.

Para Morganna esta publicación representó una desagradable y decepcionante sorpresa.

“Me dio coraje y luego me dio mucha tristeza ver los mensajes de la gente que lo sigue (...) sobretodo porque sé que hay muchísima gente que la está pasando muy mal en estos momentos y lo que menos deberíamos de estar haciendo es atacar a la gente por quién es; por algo que no eligió. Me parece muy grave que un servidor público hable mal de los ciudadanos”.

Twitter actuó en esa sintonía y cerró por 12 horas la cuenta del diputado. También eliminaron el tuit al considerarlo como un mensaje que incitaba al odio.

“La libertad de expresión termina cuando empiezas a atacar a alguien, así que eso ya no era libertad de expresión”, consideró la originaria de San Miguel de Allende, Guanajuato.

Lo que ocurrió con Morganna es un claro ejemplo de las alarmantes cifras que reporta el Consejo Nacional para Prevenir La Discriminación (Conapred) en su Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (Endosig) 2018.

De las mujeres trans consultadas –el Conapred considera “trans” como un término paraguas que describe a quienes tienen una identidad de género que no corresponde con el sexo que se les asignó al nacer– por su identidad de género: tres cuartas partes (74.4%) sufrieron discriminación; a la mitad (53.3%) se le negó injustificadamente al menos un derecho; mientras que el 58.4% dijeron haber tenido ideas suicidas derivado de ese tipo de marginación.

El poder de Morganna empieza en su propio nombre. En las leyendas celtas Morganna es una mujer en busca del conocimiento y la protección de sus hermanas. ‘Love’ es la palabra amor en inglés, y también es lo que, a su parecer, hace más falta en este mundo para respetarnos entre nosotros.

Empatía es otra de las capacidades que resalta Morganna como una de las grandes faltantes en la sociedad y su respeto a las personas trans. Una característica que, ejemplifica, estuvo ausente en las polémicas declaraciones de la escritora británica J. K. Rowling quien a mediados de 2020, entre otras cosas, señaló que el activismo trans “está haciendo un daño comprobable al tratar de erosionar a la ‘mujer’ como clase política y biológica”. Sus declaraciones fueron consideradas, incluso, transfóbicas. Pero ella sostuvo que “no es odio decir la verdad”.

Morganna también reconoció que no hubo un ataque como tal en la opinión de la autora. Sin embargo, señala elementos preocupantes en sus dichos que sí afectan directamente a la lucha del movimiento trans.

“Expresó su opinión. Hay libertad de expresión porque no hay un ataque. Pero también tiene que estar consciente de quién es, de cuánta gente la sigue y del poder que tiene y de la influencia que tienen sus palabras (...) te tienes que poner a pensar que si tú vas a decir algo así la gente se va a agarrar de ahí para atacar (..) Creo que ella debió haber tenido un poco más de consciencia social”.

No obstante, la artista guanajuatense reiteró que nada de lo que los demás digan cambiará la realidad de las cosas.

“Ella puede seguir diciendo lo que quiera, pero nosotras también vamos a seguir siendo mujeres; nosotras seguimos con nuestra lucha. Y una mujer que diga que no lo somos no va a cambiar eso en nosotras (...) Nosotras nos consideramos mujeres, las mujeres trans, como cualquier mujer”.

Lo que falta por hacer

En la lucha por el respeto a la identidad de género sin duda queda un largo camino por recorrer.

Por dar una idea, fue apenas en junio de 2018 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró la “incongruencia de género” de la lista de desórdenes mentales en su Clasificación Internacional de Enfermedades.

Para Morganna la clave para avanzar en ese camino es el respeto.

“Las personas debemos ser respetadas sin importar cómo nos veamos, sin importar clases sociales, color de piel; quienes seamos, nuestra condición, nuestra orientación, nuestra identidad de género. Respetar a todo mundo (...) creo que el respeto tiene que tomar una importancia muy muy grande, y eso tendríamos que ponerlo en primer lugar en nuestras vidas (...) creo que el respeto tiene que tatuarse”.