Murió el director de cine italiano Franco Zeffirelli a los 96 años

Noroeste/Redacción
15 junio 2019

"El cineasta y escenógrafo, apasionado de la ópera y candidato al Óscar por Romeo y Julieta, falleció a los 96 años en Roma"

El director de cine y escenógrafo italiano Franco Zeffirelli murió este sábado a los 96 años en Roma, según anunció Dario Nardella, alcalde de Florencia, ciudad natal del artista.

"No quería que llegara este día. Franco Zeffirelli se ha ido esta mañana. Uno de los más grandes hombres de la cultura mundial. Nos sumamos al dolor de sus seres queridos. Adiós, querido Maestro, Florencia nunca te olvidará", dijo también Nardella en su cuenta de Twitter.

Zeffirelli, quien nació en Florencia en 1923, será velado el lunes por la mañana en el Salón de los quinientos en el Palacio Viejo en Florencia, donde todo el mundo podrá rendirle sus honores, informó también el alcalde, difundió milenio.com.

Su amor por el cine lo encontró de la mano de Luchino Visconti, del que después se declararía enamorado, como ayudante de dirección en las películas La terra trema, Senso y Bellissima.

Filmó 25 cortometrajes, entre los que se encuentran sus filmes más icónicos como su adaptación al cine de Romeo y Julieta (1968) que le valió una nominación al Óscar.

Además, fue autor de una versión cinematográfica de la biografía de San Francisco de Asís titulada Hermano sol, hermana luna (1972) y de la serie de televisión Jesús de Nazareth.

Tenía una gran pasión por la ópera, lo que lo llevó a dirigir muchas de ellas en los principales teatros de Austria, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos.

Zefirelli era homosexual y detestaba la palabra gay, pues decía que era una "manera estúpida de llamar a los homosexuales, como si fueran payasitos inocuos y divertidos" escribió en su autobiografía.

SU CARRERA

En 1960, después de haber dirigido con éxito la ópera Lucia di Lammermoor, en la Royal Opera House de Londres, provocó un terremoto en los escenarios londinenses con su versión en el Old Vic de Romeo y Julieta, con escenarios que recreaban de forma realista Italia y con un joven reparto acorde a las edades de los personajes del drama de Shakespeare, empezando por los protagonistas, John Stride y Judi Dench. Con este trabajo ganó un Tony especial por su diseño.

Esa misma apuesta la mantuvo al llevar al cine Romeo y Julieta en 1968. La pareja protagonista, Leonard Whiting y Olivia Hussey.

La actriz no pudo asistir a la premier del filme en Londres porque la calificación por edad recibida por Romeo y Julieta no la dejaba acceder a la sala. Aunque un año antes Zeffirelli había dirigido a Richard Burton y a Elizabeh Taylor en La mujer indomable (versión de La fierecilla domada), fue Romeo y Julieta la película que le dio fama, una candidatura al Óscar y le convirtió en millonario.

Muchas de sus películas no han soportado bien el paso del tiempo; solo algunas, como su biografía de san Francisco de Asís, Hermano Sol, hermana Luna, de 1972, mantienen su frescura e innovación.

Entre sus trabajos basados en óperas destacan La traviata (1982) —con la que obtuvo su segunda candidatura al Óscar, esta vez gracias a su dirección artística—, Cavalleria rusticana (1982), Tosca (1985), Otello (1986) o Don Carlo (1992).

En los 70 logró encadenar tres de sus grandes éxitos. Primero, en 1976, dirigió a Plácido Domingo en un espectacular Otello en La Scala; después filmó una desmitificadora y realista visión —tanto para cine como para televisión— de la vida de Jesucristo en Jesús de Nazaret (1977), y finalmente realizó una nueva versión del drama pugilístico Campeón (1979), con Jon Voight, Faye Dunaway y Ricky Schroder.

Entre sus otras películas están El joven Toscanini (1988) —biografía del mítico director de orquesta, al que Zeffirelli idolatraba (el cineasta era nieto de otro director de orquesta)—; Hamlet (1990), con Mel Gibson y Glenn Close; La novicia (1993), Jane Eyre (1996), con William Hurt y Charlotte Gainsbourg, y Té con Mussolini (1999), en el que, sin basarse en hechos reales, ilustraba el ambiente en el que se crio el director.

Como homenaje a su amiga Maria Callas, su último filme fue un biopic sobre los últimos años de la diva: Callas forever (2002).

En sus memorias se despachó a gusto contra mucha gente, como los críticos: "La ignorancia, la incompetencia y, sobre todo, la falta de pasión de muchos críticos son evidentes. Para algunos de ellos soy una reliquia del pasado, el representante de un estilo teatral abandonado por las nuevas generaciones de directores. El hecho de que mi trabajo siga sobreviviendo impávido, pese a su hostilidad, les irrita profundamente".