‘Nadie nos vio partir’: la impactante historia real que inspiró la serie mexicana
La serie mexicana que está conquistando el top de Netflix
Estrenada el pasado 15 de octubre, Nadie nos vio partir es una serie mexicana basada en una historia real que combina drama familiar y suspenso. Te contamos un poco más de qué va, cómo fue el suceso real y quién es quién en la serie.
Basada en la novela que lleva el mismo nombre y fue escrita por quien vivió todo esto en primera persona: Tamara Trottner. La serie narra la desgarradora lucha de una madre por recuperar a sus hijos, quienes han sido secuestrados por su esposo en un acto de venganza.
Lo que comienza como un drama íntimo se transforma en un conflicto entre dos de las familias más poderosas de la comunidad judía mexicana durante la década de 1960.
Dirigida por Lucía y Nicolás Puenzo junto a Samuel Kishi y protagonizada por por Tessa Ía y Emiliano Zurita, “Nadie nos vio partir” explora los lazos familiares, la violencia, la migración y hasta dónde es capaz de llegar el amor maternal.
La serie nos cuenta uno de los casos más fuertes y polémicos de secuestro familiar que ocurrió en el país en 1960 y que fue retratado en el libro por Tamara Trottner quien lo vivió en carne propia.
En el texto Tamara toma como punto de partida la llegada de sus abuelos a México tras la búsqueda de un futuro mejor.
Con el tiempo y una vez establecidos dos de las familias más influyentes de la comunidad judía comunidad sellaron una alianza no solo comercial, sino también familiar, con el matrimonio de sus hijos: Leo y Valeria (los padres de Tamara).
Aunque al inicio parecía una unión estable, con el tiempo se convirtió en un campo de batalla cuando Leo descubre que Valeria mantiene una relación secreta con su propio cuñado.
Ante esto Leo acude a al propio padre de Valeria organizar un plan de venganza: secuestrar a sus propios hijos y sacarlos del país con pasaportes falsos, cortando todo contacto con la madre.
Cuando todo esto ocurrió Tamara tenía apenas cinco años y fue llevada a Francia, donde su padre mintió a las autoridades escolares diciendo que su madre era inestable y peligrosa.
Desde este momento Valeria empezó a seguir la pista de dónde estaban sus hijos, sin embargo, esa persecución duró años.
Leo llevó a los niños por varios países, incluyendo Sudáfrica e Israel, donde vivieron en un kibutz. En cada lugar, repetía la misma historia: que la madre los había abandonado, que no quería hablar con ellos, incluso fingía llamadas para convencer a los niños de que ella los rechazaba.
La lucha de una madre
A pesar de la desesperanza, Valeria nunca se rindió. En una época en la que legalmente no se consideraba secuestro que un padre se llevara a sus hijos sin consentimiento de la madre, Valeria tuvo que enfrentarse no solo a la ley, sino también a una sociedad que opinaba, juzgaba y, a veces, tomaba partido.
Cuando finalmente logró localizar a sus hijos en Israel, un juez ordenó su devolución. Pero justo antes de entregarlos, Leo desapareció con ellos una vez más. De regreso en México, los escondió por un tiempo, hasta que una persona reconoció a los niños detrás de una reja y avisó a Valeria. Así, más de un año después de haber sido separados, pudo finalmente recuperarlos.