¿Castigo o consecuencias?

Yolanda Waldegg de Orrantia
10 noviembre 2022

Está claro que no son lo mismo, y la respuesta a la pregunta depende de lo que queremos, educar o dar un escarmiento, que normalmente no funciona, si lo que realmente queremos es que aprenda que lo que ha hecho está mal, debemos entonces dejar de castigar y optar porque asuman la responsabilidad de su error o descuido o travesura afrontando realmente las consecuencias de lo que hizo.

Los castigos se han usado desde siempre con más o menos intensidad, pero lo más que logran es hacerlos “cuerudos” como decían antes, además de sacar la frustración de los padres, que tampoco es un resultado positivo, no enseñan los porqués, no educan y esta es la función de los padres, educar. No se trata de “porque yo lo digo y mando”, sino que hay porqués reales e importantes que hacen conveniente que hay cosas que no se pueden permitir y les deben quedar bien claro cuáles son, es más fácil que se adhieran por convicción, hagan suya esa razón, que estar peleando cuando no entiende por qué se le reprende por algo.

El hecho es que los padres se siguen quejando que los hijos continúan portándose mal, y más que darse cuenta de que lo que hacen está mal con el castigo acaban buscando una alternativa, o sea, que si no le dejamos sin salir termina chateando con sus amigos, si le quitamos la tele escuchara música.

Y lo que es más importante y peligroso es que podemos terminar en un constante desafío con el hijo en que lo más probable es que llegue a pensar “me da igual hagas lo que hagas no conseguirás que me importe” y así seguirán desperdiciando tiempo, con una mala relación y sin que aprenda nada, es decir que educativos no son los castigos.

El buen entendedor, el buen padre entendería que sería mejor cambiar de estrategia cuando los hijos no cumplan las normas establecidas que se hayan acordado previamente. Este es un punto importante en esta cuestión “normas establecidas acordadas previamente, si no se tienen sobre qué bases castigar”. Si el mismo comportamiento lo castigamos o no según el humor o la prisa que tenemos, a veces el castigo es fuerte y otras apenas, el riesgo es que nunca aprendan otro punto importante de su educación que es la honestidad, terminará mintiendo y echando culpas para zafarse de la responsabilidad.

Entonces el castigo es una simple sanción sin consecuencias educativas y lo que queremos es que el hijo corrija su acción de manera consciente; ya sabemos que no es fácil acertar siempre, de hecho es muy difícil, ser padres responsables es un reto diario y la ayuda nunca sobra, así que trataré de explicar los principios de las consecuencias que hay que tener en cuenta y se puedan aplicar.

1.- Importante tener delimitadas las reglas, asegurarse que todos en la familia, también los abuelos y empleados de la casa las conocen: horarios, obligaciones y derechos de cada uno, mejor si están a la vista por escrito.

2.- Las consecuencias deben estar relacionadas con la falta, si le faltó al respeto a alguien que pida disculpas y hacer que diga algo bueno de la persona (importante que todos se ejerciten en esto como algo normal) dejarle sin salir no tiene relación.

3.- Deben ser inmediatas: hoy no recogiste tu habitación hoy no sales a jugar hasta que la recojas, no mañana ni pasado.

4.- Tener en cuenta el tamaño de la falta aplicar consecuencias según la gravedad, no es lo mismo dejar el baño inundado (que lo limpie él mismo) que romper un aparato, que lo pague con sus ahorros.

5.- Ser firme sin dejarse llevar por estado de ánimo si se comete una falta se asume la consecuencia. Si no lleva la ropa sucia al cesto la ropa no se lava, mamá lava pero su obligación es llevar la ropa suya al cesto, que le quede claro a no ser excepción justificada.

6.- Y muy importante, una vez que se aplican las consecuencias no se habla más del tema, aprendida la lección olvidada la falta.

Como se puede ver esta manera de actuar es más relajada que el castigo: no hay gritos, enojos, mal ambiente, pulsos de poder, conflictos y rencores, y hace que el hijo madure, se ponen en práctica varias virtudes que van de la mano y mucho aprendizaje: aprende a trabajar lo que sea que le toque hacer, a valerse por sí mismo, aprende respeto por el trabajo de él y de los otros y por las personas, a cuidar las cosas porque le costará reponerlas, aprende honestidad porque las mentiras también tienen consecuencias, pero no es solo no mentir es autoestima e integridad.