Eduquemos la sensibilidad

Yolanda Waldegg de Orrantia
14 julio 2021

Se nos está quedando que cada vez somos más insensibles, en buena parte, gracias a la cantidad de información, mucha cruel y grosera, gracias a los aparatitos que nos mantienen con la cabeza metida en ellos y sin tiempo de ver más allá de las narices y oler la tierra mojada, las plantas lavadas y florecidas, el pájaro que canta o se roba la fruta, las orugas, hormigas, abejas, saltamontes, caracoles, flores que se abren, nubes de colores y formas interesantes, animales felices o animales que sufren.

Aunque se esté al aire libre todos tienen la cabeza metida en el aparato y así como no notan la maravilla de la naturaleza tampoco ven a las personas a su alrededor muy interesados en las intimidades y chismes del prójimo, comentando ofensivamente victimizando más a las víctimas, riendo de asuntos serios, con vocabulario soez dejando ver un alma podrida, insensible a lo que pasa a personas a su rededor.

Es verdad que en estos tiempos de comunicación en vivo con todas partes del mundo, este mal también lo tienen en todas partes del mundo, pero eso no significa que se deba uno conformar con que así son las cosas y yo no puedo hacer nada, porque siempre podemos, lo malo es la flojera de tomarnos molestias en educar y tener que dejar el aparatito y entrar en el juego de las palabrotas y los chismes. Recordemos que los padres educamos sin necesidad de hablar con el puro ejemplo, desde que nos levantamos hasta que nos dormimos, y cómo hacemos cada cosa que hacemos.

Pero la sensibilidad también es susceptible de educación, puede adquirirse y desarrollarse, y es aquí donde todos debemos hacer un esfuerzo serio sobre todo si somos padres, porque las cosas se están saliendo de control y hay guerra en las redes, lo necesitamos para poder vivir la vida con cierto relieve. Utilicé la palabra serio porque efectivamente el desarrollo de la sensibilidad, sea en el ámbito que sea, requiere el ejercicio de la atención y de la observación más delicada, cosa que no es ni fácil ni cómodo, pero de no hacerlo terminaremos viviendo como neandertales y eso no es lo que quisiéramos para los hijos.

Únicamente quien desciende hasta el detalle, valora y saca conclusiones, está en buenas condiciones para enriquecer su percepción de la realidad incluidas las personas. Este recorrido exige una tensión interior que es incompatible con el desinterés, distracción y falta de reflexión. Y aquí comienza el problema, cada vez hay más personas con este síndrome de falta de atención y dispersión, no logran concentrarse más que segundos y su mente ya está en otra parte, se necesita mente atenta para poder captar y reflexionar y que nos interesen las cosas que deberían interesarnos en lugar de los chismes, noticias escandalosas, juegos por horas.

La sensibilidad exige para su crecimiento un largo proceso de interiorización, que no equivale a aislamiento sino profundización, solo las personas que saben mirar con los ojos del espíritu son capaces de hacer crecer su sensibilidad, hay que reconocer que nos es más fácil distraernos con lo que nos rodea que recorrer el camino interior que la misma condición de persona reclama, lo que significa que estamos dejando de portarnos como personas terminaremos neandertales de verdad.

Puede sonar muy complicado, pero como cualquier otro hábito se consigue con perseverancia, haciendo eso que queremos que se haga hábito, ¿qué se necesita? Solo querer con muchas ganas, las mismas que se ponen en ejercicios para que las pompis parezcan globos y el estómago de lavadero, cosas completamente contrarias a interiorizar, las mismas ganas que les ponemos a nuestros hobbies. Es cuestión de proponerse, poquitas cosas cada vez, estar pendientes de por ejemplo: aprovechar mi caminata fijándome en la forma de las piedras, en el caminito de las grietas y la flor que salió ahí, en el pájaro como atrapa la mosca, los colores de las paredes, todos quienes viajaron a Roma saben de qué color es Roma o París o cuál la arquitectura de Miami, ¿cuál es la de Mazatlán? ¿quién es la persona que cuida tu coche mientras entrabas a la tienda?, lo ves siempre que vas, sabes su nombre, que hacía antes, su familia.

Interesarnos por todo lo que nos rodea y está fuera del aparatito, personas, animales y cosas, no se puede ser empático con alguien si no se sabe qué vida le tocó y te sensibilizas de sus necesidades y problemas, ni de los animales, ni de la naturaleza para poder protegerlos.

Pues esa clase de ejercicios que pueden ser como juegos con los hijos: ¿le ves forma de algo a esas nubes? Mira parecen borreguitos, fíjate en el color, cuidado con esa oruga no la pises va a ser una mariposa si le das chance, a ver cuántas mariquitas encuentras en el jardín, no te rías de esa persona, ¿te gustaría que se rieran de ti? Los animalitos también sienten tristeza o alegría o miedo, también les duele si se lastiman.

Hay mucho de este tema, luego sigo.