Evangelización, Educación y Cultura: La Carta a Filemón
"Columna Religiosa"
Padre Amador Campos Serrano
Es el libro más corto de toda la Sagrada Escritura, una carta escrita de maestro a discípulo o mejor de amigo a amigo, profundo diálogo desde la amistad, ese interior recinto donde las verdades se comparten sin ninguna restricción, porque esta verdad no pretende herir al estar sustentada por el noble sentimiento del verdadero amor.
La expresión cultural en cada época de la humanidad nos revela valores y antivalores, que con el paso y avance del tiempo, estos últimos se van purificando, dando a luz a nuevas concepciones de pensamiento sobre el hombre y redescubriendo la imagen de Dios plasmada en él.
La desobediencia al plan original de Dios dejó una grave herida en el ser humano, causando el debilitamiento de la capacidad en su ser racional y obstaculizando su clara concepción sobre la integridad humana como ser superior en toda la creación, al llevar la impronta de la imagen del Creador en su ser.
La práctica de la esclavitud, el denigrante dominio del hombre sobre el hombre se generalizó, a tal punto de llegar a ser considerada como normal en la estructura del edificio social,
La llegada de la Buena Nueva implantó un nuevo reino, no basado en el ejercicio de la violencia, que llevaba a sangrientas conquistas con una estela de muerte, glorificada como hechos heroicos que muestran la grandeza del hombre.
El Nuevo Reino anuncia un mensaje de amor y entrega para el rescate de la perdida dignidad del hombre, anteponiendo la renuncia y el sacrificio, de ser necesario, con tal de volver a levantar al hombre caído de su antiguo esplendor.
Adelantándose a su tiempo y aún yendo en contra de su ambiente, la Carta a Filemón nos ofrece una revolucionaria visión en aquellos lejanos días, al tratar el tema de la esclavitud con una concepción inconcebible en ese tiempo y sin entrar en una hibrida confrontación directa sobre el tema, se introduce en él, sembrando la semilla de una visión cristiana sobre la dignidad del ser humano.
Filemón y Onésimo, el amo y el esclavo, un infinito abismo creado por los legalismos del hombre, atrae la atención del Apóstol Pablo, maestro de ambos, quien se encontraba en una situación más cercana a Onésimo, el esclavo, pues en esos días era prisionero por el Evangelio y con su autoridad se dirige a Filemón, no para recriminarlo, sino para exhortarlo, desde la profunda sutileza de su amistad, para que reciba a Onésimo, no ya como un esclavo, sino ahora como un hermano.
Sin tocar directamente el para entonces arraigado tema de la esclavitud, sí toca el tema de la dignidad de los esclavos, un tabú en ese entonces, desde la sublime visión de ser todos hijos de un mismo Dios.
Esta epístola en torno a un tema fundamental de la esencia del mensaje cristiano impactó por su originalidad, despertando voces, como la de Martín Lutero, quien la considera un ejemplo magistral del amor cristiano y otros más, para quien es un modelo por la sinceridad de su mensaje.
Ciertamente, la esclavitud no desapareció en mucho tiempo y todavía hoy continúa en la estructura social, existiendo veladas formas de esclavitud aún vigentes, pero en sí, el texto es una llamada a la conciencia a fin de volver a nuestros semejantes llamándolos con el título de hermanos, como lo son en realidad, al ser hijos todos hijos de un mismo Dios.