Gregorio, el Magno
San Gregorio Magno ocupo el cargo de apacentar el rebaño de Cristo, la Iglesia Católica, entre los pontificados del Papa Pelagio II y el Papa Sabiniano, convirtiéndose en el pontífice número 60, en el orden de la sucesión de la catedra de san Pedro.
Procedente de una familia de patricios romanos, en la cual la tradición cristiana fructificaba haciéndose vida, su misma madre fue elevada a los altares en calidad de santa y entre sus miembros familiares hubo dos ancestros ocupando el título de Papa, como lo fueron el Papa san Agapito I y su bisabuelo Félix III.
A mediados del siglo séptimo nació Gregorio sus padres fueron, Gordiano y Silvia de roma. ya desde el seno de su familia vivió las enseñanzas de la fe cristiana, y en su juventud fue nombrado prefecto de Roma, un cargo que en sus orígenes había tenido una responsabilidad jurídico militar, pero para entonces tenía atribuciones senatoriales.
Gregorio, movido por la inquietud de llevar a la práctica las enseñanzas evangélicas decidió ingresar a la vida monástica, cuando está ya estaba alcanzando su primer centenario de existencia establecida en occidente por san Benito.
En 579 el Papa Pelagio II, teniendo en cuenta su anterior experiencia en la vida política y junto a su espíritu religioso lo nombro apocrisiario, es decir una especie de nuncio de la actualidad, a fin de consolidar las relaciones con el emperador y con el senado.
A la muerte del Papa Pelagio II en el 590, fue elegido Sumo Pontífice, iniciando una amplia labor, tanto en lo diplomático como en el ejercicio de la caridad cristiana.
A san Gregorio se le considera como el recopilador de la música litúrgica que lleva su nombre, el canto gregoriano, pero esto nos exacto en su totalidad, pues esto ya existía desde antes. Su aporte principal está en la interpretación, que con su elocuencia y la profundidad de sus conocimientos les dio a los santos evangelios, al libro del profeta Ezequiel y al libro de Job, entre otros, en donde expone enseñanzas extraídas en cuanto al sentido de llevar a cabo el plan de Dios en la vida.
Tanto en sus homilías y en sus escritos en sus epístolas dirigidas hombres de toda clase social deja una profunda enseñanza, lo cual le valió el reconocimiento como Doctor de la Iglesia.
La obra de san Gregorio, en toda su complejidad, le otorgo el título de magno, resumiendo, con ello, su actividad, tanto en el campo político-religioso en tiempo de la Edad Media, como por la profundidad de su teología, que sirvió para una fuerte espiritualidad en la vida religiosa.