La Fórmula de la Felicidad: ¿Hay motivos para celebrar? Reflexiones que retan la imaginación
"El coach Óscar García Osuna invita a reflexionar sobre la emociones"
La velocidad con la que viajamos en el tiempo es más rápida que nuestra propia capacidad de asimilación e imaginación. Es increíble que en un abrir y cerrar de ojos, llegó nuevamente diciembre y estás a dos días de celebrar la Navidad.
Bajo los efectos de las últimas posadas, el consabido estrés por la preparación de las celebraciones, el asombroso juego de hacerla de Santa y Reyes, la compra de los regalos para el creciente número de compromisos, asistir y organizar posadas, pastorelas, asistir y apoyar en los festivales escolares y hasta el famoso inventos de los “kris” o amigos secretos en el ámbito laboral, propician que el tiempo se acelere, no lo sentimos, tan solo lo percibimos y, sin darnos cuenta, ya pasó.
Una realidad inquietante es que esa es la velocidad a la que vivimos, con una gran escasez de pausas conscientes para revisar las metas, el sentido, el propósito, los aprendizajes y desplazamientos positivos, así como los cambios de ruta que buscan enfocar y afinar el objetivo y su proceso de aseguramiento para el cumplimiento de objetivos que nos hemos fijado. Sin darnos cuenta, diría el popular Chespirito, “sin querer queriendo”, llega el momento de hacer el balance y reconocer cómo nos fue, y nos tocan, inmediatamente, a la puerta, la ansiedad y la depresión
Darnos cuenta de que muchos no quedamos bien parados en ese balance es el primer paso para “darle acidez a la fiesta”, nos enfocarnos en la rumiación de lo que no logramos, evitamos el presente y nos desgarramos en el futuro; perdemos el sentido de qué celebrar.
Es importante darnos cuenta también de que podemos encontrar muchos factores que impactan la afectividad positiva o negativamente, en algunos casos, además de los mencionados en el párrafo anterior, aparecen en las estadísticas quienes les afecta de más la circunstancia de no contar con una pareja, de estar distanciados de sus familiares y no tener la capacidad para poder solventar las diferencias que pudiesen tener y, lastimosamente, terminan en los brazos de la nostalgia y la soledad.
El factor de la crisis económica y la pérdida de empleo en los que trabajan en una empresa o los que por su cuenta, no están reuniendo los recursos económicos suficientes, eleva a niveles insospechados el estrés, al punto de ser considerado uno de los habilitadores más recurrente de la pérdida del deseo de vivir.
Ante estas condiciones, es prioritario evitar la salida más fácil de dar rienda a los excesos porque estos resultan ser muy poco saludables, sobre todo, en aquellos que se encuentran en una condición emocional vulnerable y de riesgo. Es cierto que sobrarán invitaciones a fiestas en la oficina, en la universidad, con la familia, con los amigos, donde seguramente habrá el invitado especial, el alcohol y con respeto decirlo, también habrá oportunidad de tener acceso a las drogas, una tentación que hará corto circuito con nuestro estado de ánimo, más cuando se presentan ya cuadros depresivos.
¿Y qué decir de aquellos que alimentamos la depresión por medio de la compulsión hacia la comida o hacia las compras? Estas dos formas de comportarnos también son de alto riesgo porque ponen de manifiesto que acusamos una autoestima sumamente afectada, porque aunque no lo creamos, hay evidencia que documenta que un individuo deprimido difícilmente se hace cargo de su autocontrol.
Entonces, ¿hay motivos para celebrar y darnos permiso de disfrutar de estas fiestas? Dependerá de dónde queramos poner nuestro foco de atención. Si nos flagelamos con las ausencias y el resentimiento de los que ya no nos acompañan o en cómo hacer para convivir con quien no nos cae bien, o en la dificultad o gasto que suponen los regalos, en lo que pensarán de mí si no estreno, en la falta de trabajo, será difícil que este periodo sea satisfactorio. Sin embargo, estoy seguro que, como en cualquier otra fecha o momento de tu vida, si nos enfocamos en lo positivo, en lo que sí tengo, en lo que sí puedo disfrutar por pequeño que sea, estas celebraciones serán altamente gratificantes.
¿Estás de acuerdo en que sí hay motivos qué celebrar?
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