El viaje con éxito de la semilla de la empresa familiar en ocho pasos

José Mario Rizo Rivas
19 junio 2022

Todas las empresas son como árboles: surgieron de una semilla (idea) que, una vez sembrada, requirió de agua y abono (recursos), así como de algunos cuidados especiales (trabajo). Con el paso del tiempo surgió una planta que fue creciendo hasta dar sombra, frutos (ganancias) y nuevas semillas para sembrar más árboles. La semilla de la empresa familiar nace justamente en ese núcleo que se convierte en el motor para emprender el camino; en la ruta habrá baches, topes y gran variedad de obstáculos que debemos aprender a sortear para alcanzar el éxito. Es muy importante que antes de seguir recorriendo el camino que has mantenido durante años, sigas estos pasos que resultan esenciales para asegurar la obtención de frutos y minimizar los riesgos de fracaso.

No es un requisito que los miembros de la familia que laboran la empresa tengan mayores beneficios y poder que los demás empleados; nadie gana nada por simple derecho de nacimiento. Existen esquemas que ordenan a la empresa familiar en círculos de influencia y en círculos de interacción, identificarlos y formalizarlos permitirá iniciar un proceso de institucionalización, ya que delimitan las responsabilidades, obligaciones y derechos de cada familiar. Los círculos están relacionados con los siguientes temas:

Propiedad - accionistas

Empresa – responsabilidades y funciones del consejo de administración y equipo directivo

Recuerda que un conflicto familiar no debe perjudicar a clientes, proveedores o empleados, así como tampoco un asunto de la empresa debe convertirse en un problema familiar.

Antes de caminar a cualquier lugar tenemos que saber dónde estamos parados, no solo a nivel empresarial, sino personal y familiar. En este punto sugiero realizar un FODA para cada una de las áreas mencionadas, esto te permitirá conocer los factores internos y externos que están teniendo algún efecto en la empresa y elaborar una estrategia de acción.

Ubicar la realidad a la que deseamos llegar es a primera vista un deseo, convertirlo en realidad requiere decisión —principalmente del fundador— de generar un cambio, para posteriormente elaborar un plan estratégico que no debe quedarse solo en el papel, sino llevarse a la práctica, monitorearse, evaluarse y perfeccionarse continuamente para asegurar su funcionamiento y su contribución a los objetivos. Finalmente, a fin de lograr estabilidad y armonía se requiere del compromiso de unidad por parte de los socios, familiares y colaboradores.

Por lo general, las empresas familiares suelen contar con una dirección eficiente y rápida en la toma de decisiones, ya que suele recaer sobre los miembros de la familia.

Planta una semilla de luz que ilumine a todos los que están a tu alrededor. Los fundadores del negocio —que tienden a ser los líderes de la empresa y de la familia— deben tener un diálogo abierto con sus colaboradores, se sugiere contar con un canal para compartir información con los socios, familia y empleados clave, donde se den a conocer planes y avances, de manera que se promueva la colaboración y el trabajo en equipo.

Es imperativo asentar por escrito y de común acuerdo las reglas del juego en un documento como el protocolo familiar. A menudo, cada uno de los hijos tiene su propio objetivo para el negocio: uno desea ampliarlo, otro quiere cambiar de giro, mientras que un tercero está pensando en venderlo. Por ello es importante que el líder se reúna con su familia y, de preferencia con un asesor, para definir los estatutos de la familia en relación con la empresa.

Un protocolo familiar dejará claro la ruta que seguirá la empresa respecto a las remuneraciones a empleados familiares, políticas para incorporarlos a la empresa, capitulaciones matrimoniales, entre otros temas importantes. Lo acordado en este protocolo será del conocimiento de la familia y fungirá como el cimiento de la gestión de la familia empresaria.

Llega un momento en que los años y el cansancio merman la energía del fundador para dirigir la empresa, o incluso puede suceder que fallezca de manera inesperada. El negocio debe estar preparado para enfrentar estas circunstancias, por eso es importante elaborar de forma anticipada un plan de acción que evite el derrumbe de la empresa (e incluso de la familia) cuando el líder se ausente.

El plan de sucesión debe incluir el perfil que se desea tener al mando de la empresa. Si existe la oportunidad de elaborar e implementar el plan con anticipación, se sugiere que el actual líder tenga prospectos para el puesto y elija entre ellos al más capaz, para después comenzar a desarrollarlo para su labor, así, cuando llegue el momento de pasarle la estafeta, el sucesor estará preparado para tomar decisiones de forma autónoma y con completo conocimiento del negocio.

Una vez que esté definida la estructura empresarial y familiar, y en marcha la institucionalización, deben establecerse los órganos de gobierno que formarán parte de la empresa. Dichos órganos fungirán como una especie de células de trabajo que abarcarán desde las responsabilidades de los accionistas hasta las del director general, apoyándose de las áreas de auditoría, finanzas y recursos humanos. Se recomienda comenzar por un Consejo de Familia y un Consejo de Administración, los cuales velarán por la administración del patrimonio familiar, la definición de la visión estratégica, la aprobación de la gestión del director y la comunicación con los accionistas.

Siempre ten en cuenta estos puntos clave para asegurar el éxito y la continuidad de tu empresa, así como la armonía familiar. Lo más importante es tomar la decisión y las riendas de tu negocio, adentrarte a la iniciativa de cambio, de mejorar. Las herramientas están ahí, solo tienes que decidirte a aplicarlas. Se requiere del compromiso de los socios, familiares y colaboradores de permanecer unidos, para mantener tanto un poder económico conjunto como la armonía empresarial y familiar.