Construye Jaime Sevilla Poyastro un legado de modernidad
07 noviembre 2015
"Lo único que se debe presumir es de hacer bien el trabajo, lo demás son palabras que se van con el aire, comenta Jaime Sevilla Poyastro."
Óscar Rivas
CULIACÁN._ Pocos hombres trascienden las barreras del tiempo, las fronteras generacionales y hasta las limitaciones personales para impulsar a través de una próspera y fructífera vida los sueños colectivos de una sociedad.Jaime Sevilla Poyastro es precisamente uno de los imponderables de la historia de Sinaloa, pues no solo ha sido uno de los impulsores de la modernidad en el estado, sino que su vida es un ejemplo de lo que la técnica y la ciencia pueden lograr en beneficio de los pueblos.
En la galería de sus logros se encuentra el haber iniciado la construcción de la autopista La Costera, construir el primer fraccionamiento de Culiacán, el parque Cívico Constitución y haber levantado el edificio del actual Palacio de Gobierno, entre muchos otros espacios que actualmente se han convertido en destinos inevitables de la capital sinaloense.
Partícipe de la modernidad
Entrevistarse con él es caminar a través de sus palabras por la historia de Culiacán, esta ciudad que de ser un pequeño pueblo fundado entre tierras inhóspitas, sin destino ni gloria posible, se ha transformado en una de las urbes de más importantes del país; también es conocer a un hombre que ha destacado por sus aportaciones a la ingeniería, al urbanismo y a la arquitectura dejando en todas estas disciplinas un legado que permitió el crecimiento del conocimiento científico.
Sinaloa ha aportado al país y al mundo destacados hombres y mujeres de extraordinaria valía, sin embargo, se sabe poco de los científicos e ingenieros sinaloenses que a través de una labor intrépida permiten el engrandecimiento del ser humano mediante el conocimiento.
La vida de Jaime Sevilla Poyastro no deja de ser un testimonio del hombre que sin mayor ambición que la de cumplir su oficio y con amor por la profesión que estudió, pudo participar en la transformación de una ciudad entera y llevarla a la modernidad para beneficio de todas las generaciones.
Hombre culto
Al hablar con él llama la atención su gran cultura, su sapiencia y sobre todo, su idealismo, pues para este hombre los corazones no envejecen, los principios nunca mueren y los sueños jamás deben dejar de soñarse.
Lector de Julio Verne y de Rudyard Kipling, agnóstico, amante de la música de Mozart y de Agustín Lara, cosmopolita y sobre todo, dueño de una increíble sencillez, Jaime Sevilla Poyastro a sus 85 años encarna las mejores virtudes del espíritu aventurero que nunca deja de creer que cada día es una nueva conquista.
La Historia
Jaime Sevilla narró las luchas de su generación, las emociones que le llevaron a concebir objetivos para su vida y el camino que lo trajo a Sinaloa, después de haber nacido y estudiado en el Distrito Federal.
"En aquél momento nuestra generación estaba llena de un gran idealismo, recién había pasado la Segunda Guerra Mundial y al salir de las aulas de arquitectura del Instituto Politécnico Nacional teníamos muy presente que nuestra obligación era salir a ayudar al pueblo, a construir casas para los campesinos, ayudar a los indígenas a vivir en mejores condiciones, en resumidas cuentas a sacar a este país de cualquier atraso posible", narró.
Desde entonces, Jaime Sevilla tomó un rumbo profesional encaminado a dedicar sus conocimientos a la construcción de mejores condiciones de vida.
"En aquél entonces la tendencia académica se inclinaba por esquemas arquitectónicos cargados hacia decorar casas, nosotros como jóvenes nos rebelamos contra eso, creímos que el funcionalismo era la respuesta a nuestro deseo y a nuestro ímpetu por cambiar las cosas, porque no era suficiente el diseñar la casa de los ricos, era necesario ayudar a la gente sin patrimonio a construir su hogar, por ello siempre he sido un funcionalista convencido", expresó.
Sentido de aventura
Invitado por el entonces gobernador Pablo Macías Valenzuela, el arquitecto vino a Sinaloa inspirado por su sentido de aventura.
"El General Macías tuvo la gran visión de dotar a Sinaloa de un nuevo esquema carretero, por lo que llamó a los jóvenes ingenieros y arquitectos que recién salíamos a participar en su proyecto, como siempre le hice caso a mi deseo de aventura producto de las lecturas de Julio Verne y acepté mi primer cargo como parte de la construcción de los caminos y puentes para Sinaloa", comentó.
Desde entonces su participación en la función pública de Sinaloa fue requerida y al lado de varios gobernadores se dedicó a la tarea que se convirtió en su vocación de vida: construir un estado más competitivo a través del desarrollo de infraestructura y del mejoramiento urbano de la capital sinaloense.
"Mi participación fue requerida en el servicio público en muchas ocasiones, a pesar de que siempre consideré que había especialistas con mayores conocimientos que yo, pero la visión de trabajo que implementamos generó resultados, así que mi mejor satisfacción es la de sentir que cumplí dignamente cada labor que me encomendaron", comentó.
Hombre de Principios
A pesar de haber trabajado con varios políticos y de haber sido en repetidas ocasiones funcionario de alto nivel, el arquitecto expresó que nunca tuvo el interés de figurar en cargos de elección popular, pues según dijo, siempre ha buscado mantener una actitud crítica ante los abusos del poder.
"Creo en la política, no en los políticos. Siempre he sido muy crítico de aquellos que se enriquecen a costa del pueblo y de los que lo prometen todo, para que este país salga adelante se requiere que cada quién haga y cumpla su trabajo, la respuesta no está en los discursos sino en la responsabilidad individual", comentó.
Para el arquitecto, el valor más importante que definió la mayor parte de su vida es la congruencia, elemento primordial para salir adelante en la vida.
"La congruencia entre el pensar, el decir y el hacer son fundamentales para cualquier persona, se podrá ser muy buen orador o quizá malo, pero si no se vive con los principios de los que se presume es mejor callar", expresó.
El crecimiento de Culiacán
El destacado arquitecto comentó que el crecimiento que ha tenido la capital sinaloense ha sido enorme, desmesurado en proporción a las proyecciones que se hicieron cuando se trazaron las rutas principales de la ciudad.
"En aquel entonces la ciudad solamente tenía poco más de 40 mil habitantes, y el número de vehículos no sobrepasaba los 5 mil, ahora la ciudad realmente ha crecido tanto demográficamente como en términos de los vehículos que caminan por ella, generando una gran lentitud en el tránsito, considero que el actual Gobierno municipal está haciendo lo necesario por lograr ser más eficiente, pero se requiere adaptar a la ciudad a las nuevas necesidades urbanas y sobre todo al escenario visible de que en unos pocos años Culiacán llegará al millón de habitantes", comentó.
Visión de vida
En su conversación, Jaime Sevilla subrayó la necesidad de que el ser humano para vivir en plenitud busque construir el bien entre la sociedad y expresó que no importan los credos o las doctrinas, lo que importa en la existencia de un ser humano es cumplir con la encomienda de descifrar a la vida en sus detalles más finos.
"La experiencia me ha mostrado que lo que más importa es cultivar el espíritu, quizá puedas lograr tener mucho dinero en tu vida, pero si desconoces la lectura de un buen libro o no sabes apreciar la música, los otoños, el trinar de las aves muy probablemente la vida se desvanezca de tus manos sin haber conocido la magia que hay detrás de ella", comentó.
Sobre su familia fue notable que a pesar de estar compuesta de destacados empresarios y profesionistas, Sevilla Poyastro fue modesto al hablar de ellos.
"Mi esposa ha sido una compañera de vida inigualable y mis hijos han aprendido los principios con los que fueron educados, me siento orgulloso de lo que han logrado, pero lo único que se debe presumir es de hacer bien el trabajo, lo demás son palabras que se van con el aire", comentó.
Las nuevas generaciones
A este hombre no le falta la preocupación por las nuevas generaciones, de quienes dijo, navegan entre el miedo, la valentía y la incertidumbre.
"Hay en la juventud de Sinaloa mucho miedo porque nadie les ha dicho que importan, que son necesarios para el futuro y sobre todo porque no les han permitido tener héroes y ejemplos más que de personajes negativos, por ello es difícil para la juventud asimilar en donde pisa y hacia donde va, además sin empleos es muy difícil salir adelante, lo que frustra a las nuevas generaciones, por ello tiene la sociedad que construirle respuestas", comentó.
Visión de país
Para Jaime Sevilla existen muchas asignaturas pendientes en México, pero se mostró optimista de que las personas se esfuercen por ser congruentes con los deseos de superar las adversidades.
"Creo que hay que cederle un asiento a la esperanza, porque a pesar de que los problemas que nos agobian, hay mucha gente que desde la modestia de su trabajo, está buscando salir adelante, eso es lo que vale la pena, que todos en lo individual seamos congruentes con nuestros deseos de que este país puede mejorar cada día", agregó.
"Creo que hay que cederle un asiento a la esperanza, porque a pesar de que los problemas que nos agobian, hay mucha gente que desde la modestia de su trabajo, está buscando salir adelante"
Jaime Sevilla Poyastro
Su legado
Jaime Sevilla Poyastro es originario del Distrito Federal, nació el 7 de abril de 1923, hizo sus estudios en la Escuela Superior de ingeniería y Arquitectura del IPN, graduado en 1944, al año de haberse titulado llegó a Sinaloa como jefe de zona del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas.
Su obra de promoción, diseño, construcción y administración, incluye escuelas, hospitales, industrias, bancos, viviendas, conjuntos residenciales, edificios, parques, albercas, hoteles, centros comerciales y tiendas de autoservicio.
Sus obras más destacadas son el edificio del IMSS, los parques Constitución y Revolución, edificio del Congreso del Estado, el Banco Nacional de Crédito Rural, la planta de Almacenamiento y Distribución de PEMEX-Guamúchil y la Central Milenium de Autobuses de Culiacán.