Empresa

Alberto Barranco Chavarría
09 noviembre 2015

"* Truenan contra Pemex en España * También van contra Sky * Retrasan Televisa-Iusacell"

En brutal contraste, de cara a la manga ancha del gobierno de México en otorgarle al menos el 40 por ciento de los contratos en materia de infraestructura a firmas españolas, en el país ibérico se están desgarrando las vestiduras contra la posibilidad de que Petróleos Mexicanos aumenta su participación en la petrolera Repsol.
De acuerdo a un anuncio realizado el lunes pasado, la empresa pública adquirirá un cinco por ciento adicional al capital que mantiene desde 1989 en la firma ibérica, con lo que elevará su participación al 9.8 por ciento.
La coyuntura la abrió una alianza con la constructora española Sacyr Villahermoso, quien posee a su vez un 20 por ciento de las acciones, para "sindicar" su voto, es decir unirse en la toma de decisiones.
Dada la pulverización del resto del capital, suyo socio mayoritario después de Sacyr es la Caixa, es decir la principal caja de ahorros española, la unión de las firmas podría inclinar la balanza a su favor.
Más aún, de comprar una participación adicional equivalente a las dos décimas de punto que les faltarían para alcanzar el 30 por ciento del capital, estarían obligadas a presentar una Oferta Pública de Adquisición para un 20 por ciento adicional… o de plano el resto del capital.
El arreglo, decíamos, ha provocado un escándalo en la madre patria, cuyos principales diarios han calificado la acción de Pemex como "asalto" para desestabilizar el interés de los accionistas minoritarios.
De hecho, al fragor del bombardeo contra la paraestatal, el ministro de Industria de España, Miguel Sebastián, llamó con carácter de urgente al director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, y al presidente de Sacyr, Luis del Rivero, para conminarlos a garantizar la "españolidad de la empresa".
Mientras en México, pues, se le colocan cláusulas a modo a las licitaciones públicas para favorecer a firmas ibéricas en los contratos de infraestructura, léase carreteras, hidroeléctricas, termoeléctricas, generadoras de electricidad y demás etcéteras, allá se exige privilegiar los intereses nacionales.
¿Se imagina usted al secretario de Economía, Bruno Ferrari, llamado a cuentas a una firma española que adquirió un segmento del capital de alguna industria estratégica del país, para conminarlo a no atentar contra la "mexicanidad" de ésta?
¿Se imagina usted al secretario de Comunicaciones y Transportes, Dionisio Pérez-Jácome, regañando a los presidentes de las firmas españolas Abertis y AENA por pisotear los derechos de la Controladora Mexicana de Aeropuertos, su socio en el control del Grupo Aeroportuario del Pacífico?
¿Se lo imagina dando un manotazo en el escritorio para exigir la salida de Aeropuertos Españoles para la Navegación Aérea, por ser propiedad del gobierno español, lo que atropella las leyes mexicanas?
Lo cierto, a contrapelo del nacionalismo español, es que Repsol obtuvo en septiembre del 2008 un contrato del gobierno mexicano para venderle durante 15 años a la Comisión Federal de Electricidad gas natural importado de Perú.
El documento comprometía el suministro de 500 millones de pies cúbicos diarios del combustible a la paraestatal, quien le pagaría 15 mil millones de dólares.
La firma ibérica le pagará a Perú a su vez seis mil millones de dólares, es decir su comisión de intermediación será de nueve mil millones, o si lo prefiere de 150 por ciento del costo de adquisición.
El inaudito fue denunciado por el entonces candidato a la Presidencia de la República por una coalición de partidos de izquierda, Andrés Manuel López Obrador… sin que haya provocado gesto alguno de indignación en la Secretaría de la Función Pública y demás anexas.
Lo cierto es que el contrato le cayó como bálsamo a la firma petrolera española, quien se dolía de la pérdida de un multimillonario contrato con la firma argelina Gassi Touil.
Ahora que la reacción de Repsol contra la nueva incursión de Pemex en su capital no es la primera de la tarde. En su momento lanzó una campaña contra el consorcio ruso Yuko, quien pretendió adquirir en el 2008 un 30 por ciento de su capital, comprando, de entrada, el 20 por ciento de Sacyr Villehermoso.
El monto que erogaría Pemex por el cinco por ciento del capital de la petrolera española sería de 21 mil 800 millones de pesos, o si lo prefiere mil 300 millones de euros, con la novedad de que operación la realizará una filial de PMI Holdings establecida en Holanda, lo que impediría la fiscalización oficial.
¿Fuera mexicanos de España?
Balance general
Denunciado en este espacio lo que parecía "bola negra" de la Procuraduría Federal del Consumidor contra la empresa Dish, a quien se le lanzó toda la furia por supuestos pecados que cometen todas las empresas de televisión satelital o de cable, ahora resulta que la dependencia está tratando de equilibrar la balanza, colocando tabla rasa.
Dicho con todas las letras, la Profeco va ahora contra Sky y Cablevisión.
El epicentro del asunto es invalidar el contrato de adhesión por 18 meses a que se obliga a los contratantes del servicio para amortizar el costo de los equipos de transmisión, dado que no se desglosa el costo de éste y tampoco se anula el pago extra al completarse el ciclo.
La paradoja del caso es que las acciones judiciales contra las filiales de Televisa se iniciaron una vez que se le había dado luz verde a la instancia para actuar contra Dish.
Y la paradoja del caso, además, es que la acción contra la firma de televisión satelital de la cadena MVS la provocó una avalancha de denuncias de usuarios inconformes con no poder deshacer el trato… tras recibir una oferta de la competencia de tres meses gratis si abandonaban a ésta, previa documentación de la renuncia.
El tiro, pues, salió por la culata.
Televisa-Iusacell aún no
Bajo el pretexto de requerir información adicional, la Comisión Federal de Competencia retrasó la posibilidad de emitir su resolución de cara a la solicitud de Televisa para autorizar la compra del 50 por ciento de Iusacell.
Como usted sabe, la alianza permitiría la apertura de un servicio de banda ancha de cuarta generación en competencia abierta contra Teléfonos de México.
La operación se pactó en mil 600 millones de dólares, de los cuales Televisa cubrió ya mil.
Como usted sabe, Nextel objetó la posibilidad de la transacción ante la propia dependencia encabezada por Eduardo Pérez Motta, alegando que afectaría la competitividad del sector.
Nextel se había aliado a Televisa para pelear por una red nacional de telefonía móvil en la misma ruta de abrir una empresa conjunta que participara en el cuádruple play, es decir telefonía fija, móvil, internet y video.
albertobach@yahoo.com.mx