Empresarios en crecimiento

Carlos A. Dumois
06 noviembre 2015

"¿Año Nuevo para México?."

Hay tres áreas clave donde necesitamos crear una renovada visión y comprometernos a hacerla realidad.
Año Nuevo, vida nueva, canta el refrán. El año que comienza siempre trae perspectivas de renovación a los que buscamos ser mejores y vivir mejor. ¿Es éste realmente un nuevo año para México? ¿De verdad vamos a renovar nuestros propósitos? ¿Qué es lo que vamos a cambiar?
Todos esperamos el fin de año para renovarnos. Todos definimos algunos objetivos que al menos en principio deseamos lograr durante el año siguiente. Es bien sabido que para el mes de febrero la mayoría ya ha olvidado lo que se propuso, y los objetivos quedan fácilmente en el olvido.
¿Qué nos falta para ser más efectivos en nuestras intenciones de transformación año tras año? ¿Qué debemos hacer para que evolucionemos y de verdad seamos mejores cada vez? Estas mismas reflexiones podemos aplicarlas a la capacidad de cambio de nuestro país. Es evidente que México no cambiará si no cambiamos los mexicanos, pero, ¿en qué tiene que cambiar nuestra nación?
La lectura del libro recomendado desde hace tiempo por mi hijo me ha dado algunas pautas. Se trata de la obra de Thomas L. Friedman, The World is Flat (El Mundo es Plano). Sus planteamientos son prácticos, directos y sencillos, y hablan sobre cómo convertirnos en protagonistas dentro del proceso de globalización.
Friedman propone tres condiciones para hacer crecer la riqueza de un país:
1._ Calidad de Interconexión. Tenemos que crear una adecuada infraestructura de comunicaciones y transportes, que facilite la interconexión interna y externa, que acerque a los ciudadanos y comunidades del país, y que también acerque a éstos con el resto del mundo.
2._ Calidad de Educación. Habremos de contar con programas educativos que faculten a la gente para labores innovadoras y de alto valor agregado. No vamos a aprender a competir globalmente si no nos preparamos para hacer cosas distintas y mejores que nuestros competidores. Nuestra calidad educativa debe crecer, incluyendo programas, maestros, directivos, métodos de enseñanza, etcétera.
3._ Calidad de Administración Pública, que incluye calidad de gobernantes, de políticas y leyes, de programas de gobierno, así como calidad de gestión federal, estatal y municipal. Nuestra calidad de administración pública también compite ahora con la de los demás países.
¿Cuál es la visión que tenemos de México para dentro de veinte o veinticinco años? ¿Estamos construyendo las vías para llegar a ser un país rico, o preferimos seguir presumiendo nuestra soberanía, que no es más que otro cuento chino, como dijera Oppenheimer?
Las reformas que otras naciones han emprendido los han encaminado por esta ruta. Países como Irlanda, Corea o España, se han transformado y ahora forman parte del grupo de los ricos. Otros, como China, India y Chile, están avanzando a pasos agigantados, disminuyendo cada año sus niveles de pobreza y ofreciendo un futuro promisorio a un creciente número de sus habitantes.
Para transformarnos necesitamos reformarnos. Es claro que no estamos diseñados, ni preparados, para ser creadores efectivos de riqueza en un entorno global. Nuestra infraestructura, nuestro sistema educativo y nuestra administración pública apenas destacan si nos comparamos con los muy pobres países africanos, o con muchos otros países mediocres que andan estancados por todo el mundo. Si nos comparamos con los países ricos, o con aquellos que están caminando hacia la riqueza, en esos tres elementos clave nos encontramos muy por debajo.
Transformar esos elementos clave exige de cambios profundos. No es cuestión de una manita de gato ni de una transformación gradual. Eso no nos llevará a ningún lado. Necesitamos experimentar una metamorfosis radical y rápida. Necesitamos concentrarnos en las opciones estratégicas que inteligentemente aprendamos a generar y elegir. Necesitamos dejar de ser quienes somos, y convertirnos en otros.
Las reformas que todo esto demanda son muchas y en muchos campos. Seguimos vacilando con ellas en un juego suicida de poder. La definición y acuerdo de las reformas que tanto necesita nuestro pueblo se han convertido en moneda para negociar espacios de poder. La inmadurez de nuestros políticos es palpable. La falta de seriedad del Congreso se hace evidente. La falta de liderazgo de nuestros administradores públicos hace más difícil el avance.
Las grandes reformas son sólo el punto de partida. Después de ellas muchos cambios tienen que ocurrir a todos los niveles en todo el país. La transformación de nuestra nación la tenemos que hacer todos los líderes mexicanos: gobernantes, empresarios, organizaciones civiles, maestros, escritores, todos. Definamos qué podemos hacer para crear una nueva visión que nos lleve a convertirnos en un país rico. Sí se puede.

c_dumois@cedem.com.mx
Carlos A. Dumois es Presidente y Consultor de CEDEM.