La psicología de la comida reconfortante: ¿por qué recurrimos a ella en tiempos de estrés?
En momentos en los que estamos estresados, ansiosos e incluso melancólicos, resulta frecuente que recurramos a los alimentos para sentirnos mejor en esos momentos difíciles.
Estos alimentos, en ocasiones, altos en calorías, grasas o azúcares, tienen el poder de proporcionarnos bienestar físico, así como también una satisfacción emocional instantánea.
Pero ¿por qué elegimos la comida reconfortante como vehículo para sentirnos mejor en tiempos difíciles?
En este artículo nos ocuparemos de la psicología de la comida reconfortante, la razón por la que tenemos la necesidad de recurrir a ella como medio para sentirnos mejor en momentos de estrés y cómo disfrutarla de forma equilibrada.
La comida reconfortante, conocida también como “comfort food” por su traducción al inglés, se refiere a los alimentos que pueden proporcionarnos bienestar, tranquilidad y calma.
Estos, normalmente, están relacionados con momentos “felices”, por lo que pueden evocar las mismas sensaciones al consumirlos tiempo después.
Por lo general, este tipo de comidas suelen tener sabores intensos combinados con texturas agradables. Algunos ejemplos de este tipo de platos serían las sopas caseras, los pasteles, las pizzas, los helados y las papas fritas.
Nuestra relación con la comida reconfortante no es solo nutrición, sino que se origina en una experiencia emocional. Desde pequeños, hemos relacionado los alimentos con experiencias familiares y momentos de cuidado.
Estas experiencias nos acompañan durante toda la vida, y por ello, también nos llevan a establecer una conexión emocional con ciertos sabores. Durante un periodo de estrés, el propio funcionamiento del cerebro se dirige a encontrar un alivio en todo aquello que pueda satisfacer nuestras necesidades de bienestar.
La comida reconfortante cumple esta función, pues activa nuestro sistema de recompensa en el cerebro mediante decenas de mecanismos. Uno de los más importantes es la liberación de dopamina, un neurotransmisor implicado en el placer y la satisfacción.
El estrés puede provocarnos una respuesta biológica en el organismo, a modo de una liberación de cortisol (la hormona del estrés) y de otros neurotransmisores. Este aumento puede resultar en ansiedad o tensión y en muchas ocasiones podemos recurrir a alimentos para reducir efectos negativos.
Comidas ricas en azúcares y en grasas, tales como los alimentos reconfortantes, actúan como facilitadores para que produzcamos dopamina y alcancemos una sensación inmediata de bienestar.
Ahora revisaremos algunas de las razones que suelen estar detrás de nuestra preferencia por comidas reconfortantes:
●Nostalgia y consuelo: Suele activar recuerdos de momentos felices, generando una sensación de bienestar emocional.
●Liberación de dopamina: Los alimentos ricos en grasas y azúcares hacen que produzcamos y liberemos dopamina.
●Alivio emocional: Nos distraen de emociones negativas, ayudando a disipar nuestra incomodidad emocional.
●Sentimiento de dominio: Ciertas comidas nos ayudan a sentir confort al controlar el estrés.
Si bien la comida reconfortante ayuda a lidiar con el estrés, es importante que aprendamos a disfrutarla con moderación. Para ello, aquí están algunos consejos:
●Haz recetas ligeras: Podemos elegir variantes más saludables sin que esto suponga renunciar al sabor.
●Controla la cantidad: Disfrutemos de los platillos en pequeñas cantidades.
●Compensa con actividad física: Hacer ejercicio de forma habitual impulsa la liberación de endorfinas.
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La comida reconfortante tiene una gran influencia sobre la forma en que afrontamos el estrés. Si bien puede ofrecer temporalmente un cierto alivio, no debemos olvidar que no deberíamos ser dependientes de ella de forma cuando se trata de estrés crónico.
Hacerlo de forma moderada, buscar versiones de comida reconfortante más saludables y poder hacer otras formas de afrontar el estrés es lo que puede ayudarnos a manejar el equilibrio emocional y físico.