Persistencia y éxito, nada me detendrá

06 noviembre 2015

"Persistencia y éxito, nada me detendrá"

Óscar Fosados Arellano

Buscando una información en los archivos de mi computadora, me encontré con el manual de un curso que impartí hace tiempo, cuyo título llamó mi atención: "Persistencia y Éxito". A pesar de la prisa por encontrar lo que realmente andaba buscando, mis ojos desobedientes y curiosos empezaron a leer, y como si fuera la primera vez que lo leía, mi interés creció tanto al grado que decidí retomar fragmentos del contenido de este manual para elaborar las reflexión de este domingo.
Persistencia y Éxito, vaya título tan sugerente. Recuerdo que este curso, hecho a la medida, me lo solicitó tal cual, el jefe de una dependencia pública, hace ya algunos años.
No cabe duda, que cierta información no pasa de moda, ni caduca, como es el caso de lo que incluí en este manual, basado en las enseñanzas que Cynthia Kersey nos comparte en su libro Nada me Detendrá.
Si juntamos ambos títulos, el del libro y el de mi manual, tenemos un título muy motivador: "Persistencia y Éxito, Nada me Detendrá", con lo que, tal vez, sería suficiente para emprender o reemprender tareas, proyectos; o quizás, despertar sueños para concretizarlos, ahora que la situación económica y social no está en su mejor momento, lo que nos asusta, desanima, y desmotiva.
Por ello es que no debemos abandonarnos al desgano. No debemos permitir que la falta de fe y el no creer en un futuro mejor nos ganen.
Debemos creer que sí somos capaces de salir adelante, que somos capaces de hacer las cosas mejor, y que somos capaces de vencer toda adversidad por más difícil que sea.
En la introducción de este manual escribí lo siguiente, un 13 de julio de 2004:
Dios, o la naturaleza, dotan extraordinariamente al ser humano en su nacimiento, de una variedad de semillas generosas, para que con el cuidado preciso y oportuno florezcan y se conviertan en virtudes, de tal modo que el ser humano pueda disfrutar de su existencia, en lo individual y en lo colectivo.
Pero, también se le dota de semillas malignas que brotan en forma de pensamientos o acciones que producen dolor, daño o tristeza, a sí mismo y a los demás.
Al ser humano se le creó racional para que con el desarrollo de su intelecto y potencialidades pudiera dominar sobre la faz de la tierra; para que fuera un ser supremo sobre el reino animal, el reino vegetal y el reino mineral; y para que conviviera en paz, con amor y con armonía con los demás de su misma especie.
Así fue, se le dotó de un organismo maravilloso, consistente en todo un aparato corporal; constituido por un delicado y complejo entramado de tejidos, venas, arterias, huesos, glándulas, y órganos majestuosos, los cuales ordenados perfectamente en sistemas, están al servicio del ser humano para que pueda ejercer esa supremacía.
Supremacía que no significa otra cosa mas que ser feliz y exitoso, amoroso y pacífico, servicial y activo, pero sobre todo respetuoso y comprometido a la superación personal, y al progreso y al desarrollo de su mundo.
Pero, los seres humanos no hemos entendido con exactitud la razón de nuestra inteligencia, la razón de nuestra supremacía sobre las demás especies terrestres.
Ciertamente, nos queda clara la diferencia entre seres pensantes y seres no pensantes, entre el hombre y el animal, entre el cerebro con inteligencia y el cerebro no inteligente. Lo que no nos queda muy claro todavía es el por qué, o para qué.
¿Por qué ese privilegio? ¿Por qué esa distinción? O, ¿por qué esa responsabilidad? ¿Por qué esa carga tan comprometedora? ¿Por qué tener un cerebro que lo mismo nos puede orillar al bien que al mal?
¿Por qué poseer un cerebro que lo mismo nos puede orientar hacia la felicidad o sumir en la tristeza? ¿Por qué ese cerebro que igual nos dispone a trabajar con calidad que a trabajar con mediocridad? ¿Por qué ser seres inteligentes?
La respuesta no la sabemos, y quizás nunca la sepamos. Pero, lo que sí sabemos es que contamos con ese don, el de la inteligencia, y eso debe ser suficiente para que cada ser humano se esfuerce y se aplique en desarrollar lo mejor posible esa inteligencia para obtener un único propósito: la felicidad a través del éxito en todo lo que hagamos cada segundo de nuestra existencia.
El mismo don de la inteligencia nos ayudará a esquivar o a erradicar las debilidades, o maldades, que de una u otra forma, consiente o inconscientemente, desarrollamos en nuestro paso por este mundo, las cuales podemos identificar en la siguiente lista:
Egoísmo, envidia, vicios, corrupción, crueldad, abuso, inmoralidad, libertinaje, imprudencia, indecencia, derroche, deshonestidad, cobardía, injusticia, traición, ingratitud, deslealtad, falsedad, hipocresía, delito, daño, mentira, malignidad, odio.
Todas estas debilidades deben ser enfrentadas para no padecerlas, o para no permitir que nos hagan daño empañando nuestra felicidad, o minando nuestro camino de éxito. Para ello debemos cultivar y desarrollar virtudes que nos ayuden a contrarrestarlas.
Una virtud es la fuerza que nos permite producir un efecto benéfico. Una persona que tiene virtud es aquella cuya integridad la hace comportarse de acuerdo con el bien, la justicia y el respeto hacia los demás.
Las virtudes que podemos desarrollar, fortalecer y perfeccionar durante toda nuestra vida son:
Integridad, dignidad, moralidad, honestidad, justicia, entereza, generosidad, caridad, eficacia, fortaleza, amabilidad, persistencia.
Ésta última, la PERSISTENCIA es el tema a desarrollar en este curso, con el único propósito de que a través de ella logremos el éxito sustentable, en todo lo que realicemos en la vida personal, familiar, social, y laboral.
Así termina esta introducción al curso "Persistencia y Éxito"; pero a continuación les compartiré más puntos que nos ayudarán a lograr ese temple y voluntad para no dejar de persistir y mantenernos en el camino del éxito.
Cynthia Kersey, nos propone en su libro que llevemos a la práctica las siete características de la gente irrefrenable, en otras palabras, de la gente persistente; las cuales menciono a continuación:
1. Se dedican a su verdadero propósito.
2. Siguen la pasión de su corazón.
3. Creen en ellos mismos y en sus ideas.
4. Se preparan para los retos.
5. Piden ayuda y forman un equipo de apoyo.
6. Buscan soluciones creativas.
7. Perseveran (persisten) a pesar de los retos.
Las palabras clave de estas siete características son: propósito, pasión, creer, prepararse, ayuda-equipo, creatividad y perseverancia.
Todas son palabras totalmente conocidas, y quizás, muy puestas en práctica por muchos. Aquí lo importante es reflexionar, y evaluar, qué tan desarrolladas las tenemos, y empeñarnos en resolver esta ecuación de siete características a favor de nuestra persona.
Quizás, muchos de estos conceptos ya los hemos puesto en práctica sin ver algún resultado esperado. Lo importante es no dejar de practicarlos, ya que eso nos permitirá mantenernos en forma dinámica y activa, de modo que cuando las oportunidades se presenten estaremos siempre listos y no se nos dificulte nada, sobre todo el ánimo, el empuje y el entusiasmo que son necesarios para todo esfuerzo por más sencillo que sea.
Cuando sintamos que las fuerzas nos faltan, que el desánimo está apoderándose de uno, que estamos a punto de no creer en nada ni en la esperanza, debemos detonar y aplicar nuestra fe y concentrarnos ferreamente que lo que deseamos sucederá.
A continuación analicemos los diez pasos para desarrollar una fe irrefrenable:
1. ACTÚE DE INMEDIATO. No se quede sentado a que ocurra un milagro, usted es el creador del milagro. Aunque le hayamos rezado a todos los santos, la clave de depositar la fe en una oración es la acción, es decir actuar, ponerse a trabajar, a hacer las cosas que sabemos nos llevarán al éxito, al cumplimiento de ese milagro.
Este punto también quiere decir que no dejemos las cosas para después, para cuando tengamos más ganas o más ánimos. Por lo regular cuando el desánimo es crónico éste no se quitará, a menos que hagamos cosas que lo contrarresten aunque no tengamos ganas.
2. RECONOZCA SU POTENCIAL DESAPROVECHADO. La persona que está inactiva esperando un golpe de suerte, o lamentándose de su mala suerte, no sabe el potencial que posee y que está desaprovechando, desperdiciando garrafalmente. Por ello es muy importante reconocer el verdadero potencial que tenemos y aprovecharlo al máximo.
3. ELIMINE LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS. Tener pensamientos negativos en nuestra mente rondando todo el tiempo nos perjudica enormemente. Éstos se vuelven más perjudiciales, crónicos y altamente dañinos cuando estamos inactivos y lamentando nuestra desgracia, cualquiera que ésta sea.
Mantenerse activo, y en algo provechoso y productivo, permite que la mente se ocupe en cosas sanas y positivas, haciendo que los pensamientos negativos desaparezcan definitivamente, o por lo menos no estén presentes.
4. NEUTRALICE EL TEMOR Y EL RIESGO. Todo en esta vida conlleva un riesgo, lo que nos llena de temores. La mejor manera de eliminarlos es fortaleciendo la confianza en uno mismo a través del aprendizaje, y el trabajo constante para hacernos expertos en algo que nos permita tener éxito.
5. VISUALICE EL ÉXITO. "Algunos ven las cosas como son y preguntan ¿por qué?. Yo veo las cosas como podrían ser y pregunto ¿por qué no?" (George Bernard Shaw). Es necesario verse a uno mismo triunfando y mantener esa imagen permanentemente.
6. REPITA AFIRMATIVAMENTE SU PROPÓSITO A LOGRAR. "Sí, seré dueño de un rancho..." "Obtendré ese empleo". "Ocuparé ese puesto directivo". "Compraré esa casa", etc.
7. ENCUENTRE A OTROS QUE CREAN EN  USTED. Relacionarse con personas negativas puede significar la muerte segura de su propósito. Júntese con gente positiva y exitosa, de la que pueda aprender y contagiarse de entusiasmo.
8. ADQUIERA FORTALEZA DE UN PODER SUPERIOR. Dios, creador; orar...
9. MANEJE LA CRÍTICA Y EL RECHAZO. No hacer caso de ellos cuando se está totalmente seguro que lo que estamos haciendo para lograrlo es lo correcto porque lo hemos estudiado, investigado o corroborado.
10. MANEJE A LOS EXPERTOS. Escúchelos, pero que sus consejos desalentadores no lo desanimen; considérelos, pero para fortalecer su persistencia.
Para permanecer en el éxito tenemos que persistir, es decir, nunca detenernos, debemos continuar y nunca parar, aun en los momentos más difíciles.

*Consultor e Instructor Empresarial.
oscarfosados@yahoo.com.mx 
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