Obama oficiará hoy la ceremonia pública de la toma de posesión de su gobierno

UNIV
14 noviembre 2015

"Hará un juramento en dos tiempos, el primero por imperativo legal fue realizado ayer domingo, el segundo, de carácter testimonial, se verificará a partir de las 11 de la mañana desde el Capitolio"

WASHINGTON, EU._ Barack Obama se convertirá este lunes en el segundo presidente en la historia de Estados Unidos que jura el cargo por cuarta ocasión. Hace cuatro años, un error en el fraseo de su juramento le obligó a repetir el ritual, en la oficina de mapas de la Casa Blanca. 

Obama concluirá con un juramento de dos tiempos. El primero, por imperativo legal, fue realizado ayer domingo poco antes del mediodía en el salón azul de la residencia presidencial. El segundo, de carácter testimonial, se verificará a partir de las 11 de la mañana desde las escalinatas del Capitolio, ante una multitud que podría rebasar las 800 mil personas. 

El acto, marcará el inicio de un desfile y una serie de eventos en los que la pareja presidencial se convertirán en anfitriones de decenas de miles de ciudadanos que han llegado a esta ciudad para convertirse en testigos de excepción del segundo mandato de Barack Obama. 

Sólo el presidente Franklin D. Roosevelt juramentó el cargo en cuatro ocasiones. Las mismas que se reeligió antes de que se aprobara la enmienda constitucional para limitar el ejercicio de la presidencia a dos mandatos. 

Hasta última hora de ayer, el presidente Obama estuvo trabajando en su discurso. Más allá de su mucho o escaso valor literario, se espera que el mensaje del presidente haga alusión a los grandes asuntos pendientes de su agenda. La reforma migratoria, la lucha a favor de un mayor control de las armas, la seguridad energética y la amenaza del calentamiento global. 

Aunque son asuntos de carácter doméstico, todos ellos inciden o impactan de forma directa a países como México para demostrar así, en los hechos, la tímida línea que separa la agenda interna de la internacional entre ambos países. 

La relación bilateral, que hoy es de naturaleza orgánica hacia ambos de la frontera, ha hecho de México y Estados Unidos dos países obligados a entenderse para resolver una intensa agenda de seguridad, energía, comercio y empleo entre otros asuntos. 

Así pues, aunque el presidente Obama se ha comprometido a hacer todo lo que esté en su poder para tratar de meter en cintura a la poderosa industria de las armas, no está claro que su propuesta a favor de reimplantar la prohibición contra las armas de asalto de 1994 (que expiró en el 2004) y contra los cargadores de más de 10 municiones, llegue a buen puerto en su segundo mandato. 

El único terreno en donde podría alcanzar consenso es en el de la iniciativa para establecer controles universales de antecedentes. 

En cualquier caso, el gobierno de México no tendría que hacerse muchas ilusiones. Sobre todo porque, aunque Obama fuera capaz de una proeza para reimplantar la prohibición contra las armas de asalto, el arsenal que ha cruzado desde las armerías en Estados Unidos en la última década ha dotado de un enorme poder de fuego a los carteles de la droga. 

Uno que sería imposible sofocar de la noche a la mañana. 

Otro de los temas de la agenda bilateral es el de la seguridad compartida. Tras el fin de la presidencia de Felipe Calderón, el gobierno de Enrique Peña Nieto ha entrado en un proceso de recomposición y reforma de sus cuerpos de seguridad e inteligencia que han obligado a Estados Unidos a mantenerse a la expectativa. 

Para la mayoría de los analistas, tras los graves problemas de coordinación que se agudizaron hacia el fin del calderonismo, Estados Unidos espera que el gobierno de Peña Nieto no sólo sea capaz de garantizar la continuidad de los programas de cooperación e intercambio de inteligencia, sino de homologarlos y profesionalizarlos en beneficio de ambos gobiernos y de la sociedad hacia ambos lados de la frontera. 

Después de todo, de ello depende que los carteles de la droga sean capaz de recuperar el terreno perdido y que los índices de violencia sigan robando la paz y tranquilidad a millones de mexicanos. 

Otro de los asuntos clave en la agenda bilateral, en el inicio del segundo mandato de Barack Obama, será el de comercio, empleo y energía. Precisamente, a partir de ésta semana inicia una intensa gira de trabajo el Secretario de Estado adjunto para asuntos económicos y empresariales del Departamento de Estado, José W. Fernández. 

Durante la serie de encuentros que mantendrá Fernández con funcionarios del gobierno de Peña Nieto y representantes del sector empresarial, se espera que el representante de la administración Obama tenga la oportunidad de definir la agenda de trabajo para los próximos meses para potenciar una relación comercial que ya representa un intercambio de casi 460 mil millones de dólares al año. 

"Nuestro interés es definir esa agenda en común", aseguró Fernández poco antes de partir a México en alusión no sólo a la necesidad de impulsar las relaciones comerciales, sino de explorar nuevas formas de cooperación en el área energética para elevar la competitividad de México y generar los empleos que se necesitan para fortalecer a una clase media emergente y consolidar el bloque económico que nació hace casi 20 años con el TLC y proyectarlo hacia el continente asiático.