Guardia de Fin de Año: la otra forma de recibir el Año Nuevo en Mazatlán

Carlos Robles
30 diciembre 2025

Paramédicos de Cruz Roja cambian la celebración por atender emergencias durante el 31 de diciembre y 1 de enero

Mientras gran parte de la ciudad se prepara para despedir el año entre mesas servidas y abrazos familiares, en la delegación de la Cruz Roja Mazatlán, el ambiente es distinto, pues ahí el cambio de calendario no llega con un brindis, sino con el sonido de una radio encendida, la sirena de alguna ambulancia y la certeza de que en cualquier momento, una vida puede depender de una decisión oportuna.

En este escenario se encuentra Niza Guadalupe Rasgado Sánchez, joven paramédica de 26 años, quien ha dedicado cuatro años de servicio, a quien le tocará hacer guardia en la llegada del nuevo año, durante la noche del 31 de diciembre y la madrugada del 1 de enero.

Para Niza Guadalupe, el hacer guardias en fechas especiales implica un sacrificio adicional a su labor de paramédico, pues el salir de casa cuando la familia se reúne para la cena de fin de año, no es sencillo.

Sin embargo, ser paramédica no es solo un trabajo para ella, sino una forma de vida ya que, a lo largo de estos cuatro años, su paso por Cruz Roja ha estado marcado por experiencias intensas, aprendizajes constantes y emociones que van de la tristeza profunda a la satisfacción más genuina.

“Han sido cuatro años muy bonitos, llenos de aprendizaje y de mucha emoción, tanto tristeza como felicidad. En cada emergencia se vive una experiencia diferente, pero siempre con la finalidad de ayudar a las personas”, comentó.

“Ser paramédico no es un trabajo común; no es ir a una oficina y regresar a casa. Nosotros salimos, atendemos, ayudamos y muchas veces acompañamos a las personas en los momentos más difíciles de su vida”, añadió.

De esta forma, cada emergencia la considera distinta y deja una huella importante en su memoria, siendo algunas por la gravedad de la situación, mientras que las otras lo hacen por el agradecimiento de las personas atendidas.

“Es muy bonito y muy gratificante poder ayudar a un paciente y ver que mejora su estado de salud. Al final de la emergencia, un ‘gracias paramédico’ o un ‘Dios te bendiga’ es lo que me motiva a seguir atendiendo emergencias día con día”, expresó.

Es por esto que Niza entiende que, a pesar de lo complejo que resulta el trabajar en una fecha de celebración como Año Nuevo, la sensación de saber que está haciendo su labor para estar al margen de atender a los mazatlecos, le llena de satisfacción.

Esto, sumado a que en su caso el sentimiento se intensifica al recientemente convertirse en tía, pues la llegada de su sobrina le ha dado un nuevo significado a las reuniones familiares.

Sin embargo, la joven paramédica explica que ese momento de nostalgia al no poder pasar esta fecha con su familia, se convierte en orgullo al recordar que su ausencia tiene un propósito especial, que es el estar dispuesto para ayudar a quien lo necesite.

“Sí es un poco triste salir de casa y no estar con la familia en la cena de fin de año, pero también se siente un orgullo de saber que sales para ayudar a otras personas”, declaró.

“Uno no sabe con qué urgencia se va a topar, incluso puede ser un familiar o un amigo, y aun así salimos a ayudar sin esperar nada a cambio”, agregó.

Con el paso del tiempo, su familia ha a aprendido a comprender y respetar esta vocación, pues lo que al inicio fue preocupación y tristeza, especialmente, por su padre, hoy se ha convertido en apoyo y entendimiento, conscientes de que su labor no solo la llena profesionalmente, sino que beneficia directamente a la comunidad mazatleca.

Al principio fue complicado, sobre todo para mi papá, pero con el tiempo mi familia lo ha entendido porque saben que es algo que me apasiona”, dijo.

Un festejo distinto

Dentro de la delegación, el Año Nuevo se recibe de manera sencilla, pero significativa, pues tanto paramédicos, voluntarios y todo el personal de guardia, se organiza para compartir una cena modesta, con el apoyo de la propia institución.

“Nos reunimos trabajadores, voluntarios y alumnos; la delegación nos apoya para hacer una cena y cada quien trae algo, pero todo depende de que no haya emergencias”, señaló.

“Aquí no es una celebración normal, ya que si hay servicio, dejamos de cenar y salimos a atender”, añadió.

Como parte de esta celebración, el ambiente de camaradería no se hace esperar, pues cada quien aporta algo, alimentos, bebidas, botanas, e incluso una piñata, como una forma de no dejar pasar el festejo de esta fecha.

En el margen de estas fechas, Niza es consciente de cuáles son las principales emergencias que se suelen atender, pues en sus cuatro años de servicio le ha tocado hacer guardias en años anteriores, donde la mayoría están relacionadas con accidentes viales, muchos de estos vinculados al consumo de alcohol, así como congestiones alcohólicas y lesiones por pirotecnia.

Pero una de las atenciones que más tiene guardada en su memoria es la ocurrida el 24 de diciembre del 2024, donde, precisamente haciendo guardia, le tocó asistir el nacimiento de un bebé en el puerto, siendo la experiencia de recibir una nueva vida en una fecha tan simbólica, una de las más gratificantes que puede vivir un paramédico.

“Me tocó recibir un bebé un 24 de diciembre y fue muy bonito; para mí los niños lo son todo, es por eso que siempre doy gracias a Dios por darme la oportunidad de recibir vida en fechas como el 24 o el 31”, dijo.

Niza Guadalupe reconoce que las atenciones no son sencillas, pues aunque existe una preparación técnica y capacitación continua, el impacto emocional nunca desaparece del todo, señalando que hay casos que le han afectado mucho, especialmente aquellos donde hay niños involucrados.

““Somos seres humanos y tenemos sentimientos y claro que nos afecta y nos duele cuando son emergencias fuertes. Las emergencias que más me afectan son las de niños, cuando se ven involucrados menores”, señaló.

“Mi objetivo siempre es ayudar al niño, salvarlo y hacer hasta lo imposible para que tenga un mejor estado de salud”, añadió.

Para ella, su prioridad es clara, el hacer todo lo posible para mejorar el estado de salud del menor, incluso más allá del esfuerzo habitual, ya que la escena de una familia angustiada, esperando noticias, es algo que ningún protocolo puede volver indiferente.

Es por ello que la guardia de fin de año no es tarea sencilla, iniciando en punto de las 20:00 horas de la noche del 31 de diciembre y culminando a las 8:00 horas del 1 de enero, la noche de trabajo puede ser tranquila o intensa, dependiendo de las emergencias y para ello, se encuentra preparado un grupo de paramédicos dispuestos a todo por salvaguardar la salud de los mazatlecos.

Un festejo más íntimo

Después de la guardia de Año Nuevo, Niza planea descansar unas horas y posteriormente, reunirse nuevamente con su familia, para poder tener una celebración más discreta, la cual coincide con el cumpleaños de su hermana menor.

“Siempre tenemos una pequeña reunión el día primero, sobre todo porque cumple años mi hermana menor, entonces es descansar una o dos horas y festejar con ellos, todo en casa, en un ambiente más cercano y familiar”, puntualizó.

De esta forma, historias como la de Niza Guadalupe Rasgado Sánchez, le ponen un rostro humano en la labor que con orgullo y valentía, realiza la Cruz Roja durante las festividades a lo largo del año.

Son relatos de una vocación silenciosa, de sacrificios que no siempre se ven, pero que permiten que la ciudad reciba el Año Nuevo con la tranquilidad de saber que, aún en los momentos de celebración, hay quienes permanecen atentos, listos para ayudar cuando más se necesita.