La fragilidad de la ciudad de Mazatlán ante el impacto de fenómenos ciclónicos
El grado de impacto que pueden tener sobre la ciudad y sus habitantes, fenómenos naturales de origen marino como: tormentas y ciclones, terremotos y maremotos, depende de la dinámica oceánica-atmosférica del mar adyacente, la geología regional, las características topográficas de la ciudad, y sobre todo de las modificaciones efectuadas por el crecimiento urbano
MAZATLÁN._ La ciudad de Mazatlán está localizada en la porción oriental de la entrada del Golfo de California. El grado de impacto que pueden tener sobre la ciudad y sus habitantes, fenómenos naturales de origen marino como: tormentas y ciclones, terremotos y maremotos, depende de la dinámica oceánica-atmosférica del mar adyacente, la geología regional, las características topográficas de la ciudad, y sobre todo de las modificaciones efectuadas por el crecimiento urbano.
Debido a las características geológicas de la zona, los terremotos y tsunamis o maremotos, son fenómenos poco probables y por lo mismo de riesgo menor para la región, no así las tormentas y huracanes que azotan estacionalmente a nuestras costas.
A continuación se describen algunas de las características principales de las tormentas y ciclones o huracanes, sus modalidades de afectación y el grado de impacto sobre Mazatlán que puede llegar a ser catastrófico.
Tormentas y huracanes
Durante los meses de verano y otoño, la mayor parte de las zonas costeras del país están expuestas a uno de los fenómenos más violentos de la naturaleza: los huracanes o ciclones tropicales.
Por su ubicación geográfica la costa de Mazatlán y sur de Sinaloa son particularmente susceptibles a los efectos devastadores de estos meteoros, por lo que la presencia de un huracán en el océano adyacente provoca incertidumbre y temor en la población.
Un huracán es un conjunto de nubes organizadas en espiral que contienen vientos de gran velocidad y fuertes tormentas que producen las lluvias más intensas que se dan en la Tierra.
Los huracanes toman su nombre del dios Juracán, temida divinidad destructora de los antiguos Tainos del Caribe, que al desatar su ira generaba vientos y destrozos.
La mayoría de los huracanes se forman en los océanos tropicales, entre los 10° y 20° de latitud en el hemisferio norte, donde las temperaturas superficiales del mar exceden los 28°C.Los huracanes tienen un ciclo de vida: inician como una perturbación atmosférica sobre el océano caliente, evolucionan como depresión tropical que se caracteriza por nubosidad que provoca lluvias y vientos menores a los 64 km/hora.
Si estas condiciones prevalecen y los vientos se incrementan hasta un poco más de 100 km/hora, se convierte en tormenta tropical. La mayoría de las tormentas se quedan en esta fase, después se debilitan y desintegran.
En los casos que evolucionan a huracán, los vientos alcanzan una velocidad de 120 km/hora. A medida que el huracán se desarrolla, la rapidez de los vientos aumenta, pudiendo alcanzar velocidades mayores a los 300 km/hora.
Los huracanes liberan enormes cantidades de energía, típicamente entre 300 a 400 billones de kilowatts-hora cada día.
Un huracán promedio precipita entre 10 a 20 billones de toneladas de agua cada día, originando a menudo inundaciones desastrosas. Además del oleaje intenso, los vientos fuertes y lluvias torrenciales, la sobreelevación del nivel del agua (sena) causada por el arribo de un huracán a la costa ha originado desastres de gran magnitud en diferentes regiones del mundo.
Este fenómeno conocido como marea de tormenta (en inglés storm surge) consiste en un aumento del nivel del mar ocasionado por la zona de baja presión que se distribuye simétricamente alrededor del centro del huracán y los fuertes vientos que lo acompañan (figura), La baja presión en un huracán origina que el nivel del mar se eleve (cerca de 0.5metros por cada caída de 50 milibares de presión atmosférica), dando lugar a que los vientos huracanados transporten más fácilmente el agua oceánica sobre las áreas costeras bajas arrasando construcciones y algunas veces cobrando muchas vidas.
Una sobreelevación pico del nivel del agua (o sena máxima) de 1 a 2 metros puede esperarse de un huracán de intensidad baja, mientras que una sena de más de 5 metros puede acompañar a un huracán severo.
Uno de los desastres más dramáticos de la historia reciente fue ocasionado por el arribo de un huracán a las costas de Bangladesh, en la bahía de Bengala, el 13 de noviembre de 1973.Este huracán produjo una sena de 7 metros que arrasó una amplia zona de la llanura costera, causando 300 mil víctimas por ahogamiento.
Marea de tormenta (Storm surge)
A medida que un huracán se aproxima a la costa (hemisferio norte), la celda de baja presión alrededor de la cual los vientos de la tormenta soplan, junto con los vientos en dirección a la costa, deberán producir una sobreelevación del nivel del mar (sena).La relativamente estrecha plataforma continental del Pacífico mexicano no favorece el desarrollo de la sena.
Estudios efectuados del huracán Olivia reportan una sena máxima de 1.5 metros frente a las Cabras, Escuinapa (por lo general la sena máxima se presenta a una distancia aproximada igual al radio de vientos máximos a la derecha de donde entro el huracán, viendo desde el mar).Este huracán de mediana intensidad, azotó a Mazatlán el 24 de octubre de 1975 con vientos máximos de 212 km/hora.
El ojo del ciclón entró a tierra 20 km. al sur de Mazatlán.
La sena máxima calculada es baja, comparada con las que se presentan en el Golfo de México; y se debe como ya se mencionó a lo relativamente estrecho de la plataforma continental en la región, sin embargo la sena producida por un huracán que incida en la ciudad puede generar problemas graves.
La ciudad de Mazatlán fue construida en parte, sobre marismas, lagunas antiguas, terrenos ganados al mar, sobre superficies inundables que colindan con el Estero de Urías donde se ubica el Puerto.
En la zona casi central de la ciudad se localiza el Estero del Infiernillo, que ha sido poco a poco rellenado y muy poblado.
En él desemboca el arroyo Jabalines que atraviesa parte de Mazatlán con sus áreas colindantes densamente pobladas y sujeta a inundaciones periódicas. Según datos topográficos de la ciudad, el 12.7 por ciento de su superficie está entre 0 y 1 metros sobre nivel medio del mar (snmm).
El 11.2 por ciento de su superficie entre 1 y 2 metros snmm, por lo que aproximadamente el 24 por ciento de la superficie de la ciudad está edificada entre 0 y 2 metros sobre el nivel medio del mar. Una sobreelevación del nivel del mar de 1.5 metros producida por un ciclón de mediana intensidad, como el Olivia, que impacte a Mazatlán, combinado con lluvias torrenciales, vientos huracanados, oleaje intenso y marea alta, pueden producir inundaciones desastrosas en sus zonas bajas que comprenden casi la cuarta parte de la ciudad, cuya población ha crecido más de tres veces desde el Olivia.
La marea de tormenta no solo se produce cuando el ciclón se aproxima y penetra la costa, sino que huracanes alejados de la costa pueden producir una sobreelevación del nivel del agua notable, sobre todo cuando su trayectoria es hacia el noroeste paralela a la costa de Sinaloa.
Lo que sucede en estos casos es que por efecto de la rotación de la tierra, la capa de agua afectada por el viento ciclónico tiene un desplazamiento neto de 90° a la derecha de la dirección predominante del viento, por lo que ese enorme volumen de agua se desplaza hacia la costa produciendo un aumento notorio del nivel del mar.
Cada temporada ciclónica se observa los efectos de la marea de tormenta sobre las invadidas y cada vez más maltrechas y estrechas playas de Mazatlán y áreas aledañas.
Un caso relevante de estos efectos ocurrió en septiembre de 2014 cuando se formaron de manera continua, uno detrás del otro, los huracanes Norberto y Odile, siguiendo una trayectoria noroeste alejada pero paralela a la costa de Sinaloa. El resultado fue que aumentó considerablemente el nivel del agua y el fuerte oleaje generado por la tormenta hizo su trabajo, destruyendo instalaciones construidas irregularmente sobre la playa y la Zona Federal Marítima Terrestre en sectores importantes de la costa mazatleca.
Lo que tienen que recordar y llevar a la práctica, los “propietarios” y concesionarios de tramos de playas y de la Zona Federal Marítimo Terrestre, sino quieren terminar como Sísifo, es que la playa con sus bermas y dunas asociadas, tienen una función que generalmente no se les reconoce: sirven como un amortiguador natural entre el océano y la tierra firme, pues es la última barrera que protege a la tierra de la energía del oleaje, que es descomunal. Cuando se destruyen o remueven esos amortiguadores naturales se deja a la costa y las propias construcciones que ahí se levantan expuestas a los efectos erosivos de las olas. Planifiquemos nuestras actividades y nuestras vidas conscientes de que vivimos en territorio del dios Juracán.
*Oceanólogo y maestro en Ciencias del Mar con la especialidad de Oceanografia Geológica