Se cumplen 6 años de deslave mortal en Mazatlán
"La madrugada del 8 de agosto de 2011 murieron sepultadas bajo el lodo Alma Janeth, de 12 años y Yamileth Maricielo, de 7 años, en la Colonia Mazatlán II"
MAZATLÁN._ Parece que fue ayer, cuando el 8 de agosto de 2011 Alma Janeth, de 12 años, y Yamileth Maricielo, de 7 años, fallecieron sepultadas al desprenderse una parte del “Cerro Colorado”, en la Colonia Mazatlán II, debido a las fuertes lluvias de la madrugada ese día.
El tiempo pasa y su recuerdo sigue ahí, como si hubiera sido ayer cuando un fuerte estruendo tiñó de luto la calle Bahía Asunción.
Los vecinos aún recuerdan ese terrible día.
“Una de las niñas aún estaba viva bajo los escombros y pedía ayuda”, dijo Carmen “N”, quien habita en la zona.
Agustina Barragán perdió a su hija y a una nieta.
Un pedazo de madera que había sido puesto como marquesina sobre las camas les salvó la vida a ella, a su esposo y a un nieto.
Era de madrugada ese lunes negro, cerca de las 2:00 horas inició la tormenta intensa en el puerto, parecía presagiar la tragedia.
Después del accidente, la familia Orduño Barragán fue trasladada del Cerro Colorado a su nuevo domicilio, en la parte baja de un cerro, días después del derrumbe, como sugerencia de la administración que entonces estaba al frente del Gobierno municipal.
En el lugar no existen ni los restos del que alguna vez fuera un hogar.
Sólo un cenotafio que recuerda la tragedia entre flores de tela, una cruz y una foto con el cristal quebrado.
“Mi hija era amiga de la niña de 12 años y pues aún la extraña, pues jugaban juntas oiga, lo que pasó en esa casa fue muy triste, era doloroso para todos, podrá pasar el tiempo, pero el recuerdo queda”, compartió Olivia López, vecina del lugar.
Y es que un rayo impactó en el cerro, ese día había tormenta eléctrica y la casa donde estaba la familia dormida se vino a bajo debido al peso de la tierra.
Vecinos y elementos de rescate movieron cada pedazo de la casa para lograr sacar a las cinco personas que ahí habitaban, sin embargo, Maricielo y Alma no sobrevivieron.
Como un par de niñas sonrientes y cariñosas, así las describen sus vecinos.
“La Maricielo viera cómo era de alegre, era una niña muy feliz, jugaba, platicaba, no fue justo, estaba muy pequeña”, recordó Gloria Flores.