Vivencia del movimiento #YoSoy132

10 noviembre 2015

"Vivencia del movimiento #YoSoy132"

Hace un par de años escribí: "Nací el año en el que derribaron el muro de Berlín. A pesar de que se decía que mi generación sería la de los niños del mañana y del cambio, no he llegado a sentir que somos revolucionarios como en la época de mis antepasados". No obstante, ahora me retracto de mis palabras después de haber asistido como espectadora al movimiento denominado #YoSoy132 el 23 de mayo.
Este movimiento es un llamado de protesta contra la manipulación de los medios sobre la sociedad. Dichos medios se encargan de elegir a futuros representantes políticos, a manejar la información y campañas publicitarias que ocultan la realidad.
#YoSoy132 está a favor del voto informado y la libertad de pensamiento y prensa, y en contra de la manipulación
de la información, al igual que de las siete décadas de represión y corrupción. 
Del mismo modo, luchan en contra del duopolio mediático más grande de América Latina, Televisa y TV Azteca . La herramienta principal de este movimiento ha sido el Internet. Después del episodio de abucheos y protestas que se suscitaron en la Universidad Iberoamericana ante la visita del candidato a la presidencia Enrique Peña Nieto el viernes 11 de mayo, medios masivos y prensa minimizaron la magnitud del suceso, manipulando la información.
En un video difundido en la redes sociales los estudiantes de la Ibero desmintieron que las personas que protestaron
hubieran sido ajenas a la institución, llevó por nombre "131". Por ello, comenzó la propagación de una manifestación
que congregó a más estudiantes, ésta vez de otras universidades privadas con credencial en mano. Se llevó a cabo en Santa Fé el 18 de mayo, y se tituló: "YoSoy132". 
La marcha de estudiantes dirigió su protesta en contra de la desinformación y la manipulación de la información
a Televisa Santa Fe. Una vez más el movimiento se convirtió en el trending topic de las redes sociales y se exhortó
nuevamente a una próxima protesta, ésta vez con la alianza de universidades públicas e incluso de no estudiantes.
El 23 de mayo a las seis de la tarde se congregaron cientos de jóvenes junto al monumento de la Estela de Luz. Llevaban consigo mantas, pancartas, hojas y libros, que capturé posteriormente en fotografías para no olvidar
las frases de protesta: "Ibero aguanta, el Poli se levanta".
"Ni PAN, ni PRI, ni PRD queremos que gobierne". "Un pueblo leído jamás es sometido". "Somos papás de una 132". "La verdad nos hará libres". Arribaron otros cientos de jóvenes que decididamente crearon dos contingencias,
una hacia Televisa Chapultepec y otra hacia el Zócalo. Nos dirigimos hacia el Ángel de la Independencia, en Reforma, como punto de reunión, el encuentro con otros estudiantes creó una fusión de emociones, porras e iniciativas que iban resueltamente a desembocar frente a la televisora. En el camino escuché y memoricé algunas porras: "Hay que estudiar, el que no estudie como Peña va a acabar".
"Ciudadano consciente se une al contingente". "Prensa vendida, Peña no va arriba". "Si hay imposición,
habrá revolución". "El que no brinque ES PEÑA". Refutaban también contra Elba Esther Gordillo y los otros
candidatos a la Presidencia.
Nadie estaba conforme con ningún partido y algunos compararon este levantamiento con el movimiento estudiantil del 68. Desde ese entonces la voz de los jóvenes se había apagado y justo en este tiempo resurgió para insistir en el cambio, en la verdad y en la libertad.
Escuché a un joven reflexionar que quizá muchos no recordaban los disturbios de Atenco. Este suceso significó
una serie de enfrentamientos entre la Policía Federal Preventiva y militantes del Frente de Pueblos en Defensa
de la Tierra. A Enrique Peña Nieto se le atribuyó que ordenara este linchamiento que provocó que se violaran los derechos humanos. La CNDH documentó abusos por parte de la policía, entre ellos, trato cruel e inhumano, tortura y abuso sexual a 26 mujeres. "Atenco no se olvida" gritaba una multitud de jóvenes enardecidos.
Durante la marcha quizá no hubo ese completo pacifismo que se quería lograr, ya que discerní manchas de pintura roja sobre el monumento. Incluso hubo desbalagados en medio de las contingencias, dado a que algunos se manifestaron en Chapultepec y otros en Reforma. De cualquier manera el objetivo se consumó, un gran número
de estudiantes proclamaron sus inconformidades y se unieron con la misma finalidad, para combatir el mismo sentir y malestar.
Esa tarde me sentí orgullosa de mi generación. Volví a apreciar el tiempo en el que me tocó vivir, valoré a la juventud que yo creía éramos indiferentes, pensaba que deambulábamos en el silencio y en la pasividad, cuando de pronto vislumbré una flama en los ojos de los jóvenes que me rodeaban. No la había visto antes resurgir con tanta uminosidad y no deseo que se apague. No ha sido en vano el camino recorrido por los marchantes y al ser joven pienso que no deseo ser un adulto frustrado porque nunca alcé la voz, nunca cuestioné y nunca reté a los medios de
comunicación a que crearan contenidos más útiles, veraces y eficaces. Quiero dejar un hálito de esperanza a la siguiente generación, si en la nuestra no se logró ser los niños del mañana, que la posterior herede ese título,
puesto que todo es cíclico. Quizá un día llegará una generación que le dará fin a tanta perversión, a los males
que nuestro país ha soportado durante tantos años y que ahora pesan más, y por ello, si ahora lográramos combatir
por lo menos la apatía de elegir el rumbo que tomará México en los próximos seis años, sería un avance, el principio
del cambio que aspiramos y el cual no considero una utopía.
* La autora es una joven de Sinaloa radicada en el DF.