Adriana perdió gente muy cercana por Covid-19, pero sacó fuerza para ayudar

Reyes Iván Camacho
19 enero 2022

Ver la necesidad que estaba surgiendo afuera de los hospitales con personas que tenían un familiar enfermo la impulsó a iniciar el programa “Dona vida, regala amor”

GUASAVE. _ Durante la pandemia de Covid-19 que llegó a Guasave los primeros días de abril de 2020, Adriana Jiménez Pico perdió amigas y personas muy cercanas, pero sacó fuerzas para ayudar a gente que sufría afuera de los hospitales con algún familiar enfermo.

Al participar en el ciclo Testimonios Covid que organizó el Ayuntamiento de Guasave, Jiménez Pico narró que esta iniciativa surgió al ver la necesidad de lo que estaba surgiendo en la sociedad, con tantas familias afectadas y tantas personas sin trabajo.

“Mucha gente nos empezamos a acercar a llevarles comida porque veíamos los hospitales repletos de gente que venía de ranchos lejanos en distancia y lejanos de oportunidades, veíamos personas que no tenían para comer, que no tenían para cubrirse del frío, en el tiempo de calor deshidratados, empezamos a llevarles sueros, preparándoles sueros, comida, acompañándonos”, comentó.

Después se dieron cuenta que muchas personas no estaban cubiertos en su totalidad con el medicamento y carecían de dinero hasta para comprar una aguja.

“Había tanta necesidad que lo que hicimos fue una dinámica con un grupo de jóvenes, que llamamos ‘Dona vida, regala amor’, tienes medicamento en tu casa que no uses, tráeme, yo aquí lo voy a re empacar, hacer los paquetes de protocolo Covid para ayudar a la gente que más lo necesitaba”, dijo.

“Nos hicimos presentes en todas las áreas del sector salud, pero nos abocamos más en el Hospital General porque el IMSS tenía cubierto de cierta manera el medicamento y en el Hospital General había personas que no estaban dentro del programa de Insabi y ellos requerían de más ayuda”.

Ahí fue donde se hicieron presente con comida, ropa, medicamentos, incluso llegaron a emprender esfuerzos para sanitizar las áreas del nosocomio y llevar clases a los familiares de los pacientes de cómo evitar contagiarse.

“Tomamos la decisión de llevar alimento tres veces por semana, llevar medicamento, mi teléfono se volvió público, pero ver en esos ojos el agradecimiento, ver en la gente que venía de la sierra sin nada, sin qué comer, no nos atrevíamos a dejarlas”, dijo.

“Ellos nos preguntaban ¿por qué lo hacen?, era para demostrarles que no estabn solos, ‘estamos con ustedes y esto lo vamos a pasar juntos, con cuidados’. Fue una oportunidad para hacer llegar a la sociedad ese dolor, nosotros fuimos transmisores de lo que estábamos viviendo y la sociedad se sumó”.

Adriana Jiménez manifestó que ver en los ojos de la gente el agradecimiento por estar con ellos y darles un mensaje de esperanza y de decirles que no estaban solos pagaba todo el esfuerzo.

“Perdí amigas muy queridas, perdí gente muy cercana a mí laboralmente hablando, gente de años a mi lado y no pudimos hacer nada. Nos rebasó la enfermedad, nos rebasaron las consecuencias, pero más no se rebasó la poca prudencia y la poca inteligencia para actuar con responsabilidad”, reflexionó.

Ante todo lo que le ha tocado vivir en la pandemia, las historias que ha visto de primera mano, pidió a los guasavenses no bajar la guardia ni el cubrebocas, porque la cruda realidad es que la pandemia sigue y no para