La Cosa Nostra

02 febrero 2016

"Mientras la política siga siendo una Cosa Nostra de la clase política poco o nada habrá de utilidades sociales"

Mientras la política siga siendo una Cosa Nostra de la clase política poco o nada habrá de utilidades sociales. Privatización de las ganancias y socialización de las perdidas será la infeliz constante.

Mientras la política de la Cosa Nostra siga promoviendo al erario público como una extensión de los bolsillos de los profesionales de la política, poco o nada habrá cambiado en nuestra vida pública. Será el mismo juego de espejos. Los mismos espejismos electorales y su concomitante frustración sexenal.

Mientras esa Cosa Nostra dirigida por las oligarquías partidistas se empeñe en ralentizar y obstaculizar la intervención de los ciudadanos en la arena política, los privilegios de esa oligarquía se acrecentarán en detrimento de las libertades de los ciudadanos.

Mientras la Cosa Nostra de la clase política siga legitimándose en nuestras sociedades mayor será el envilecimiento de nuestros jóvenes que incursionan en política, porque seguirán el rumbo corruptor de sus mentores políticos.

El tema de las candidaturas para las elecciones de este año, y los capos de la Cosa Nostra partidista han producido un vendaval de noticias negras que han dominado las líneas ágatas y las ondas hertzianas, sin embargo, la discusión y el análisis de coyuntura deja de lado lo más importante: ¿de qué sirven candidatos partidistas o independientes si carecen de imaginación política para producir ideas o políticas públicas que transformen de raíz el status quo sinaloense, o mexicano, tanto en su versión política como económica?

¿De qué sirven los candidatos si éstos están incapacitados para interpretar o producir nuevas formas de representación política? El descrédito y la desconfianza de la ciudadanía por la clase política no ha producido reacciones de preocupación en los dueños de la Res Pública. Ni siquiera los ha conmovido y mucho menos preocupado. El cinismo es evidente y consustancial al modus operandi de los actores políticos de siempre. El discurso plagado de generalidades y de gatopardismo a nadie escuece.

Una narrativa anquilosada y populista. Un gato pardo que haría palidecer a Lampedusa. Más de lo mismo, la misma oligarquía que se regodea en el facilismo y la banalidad y que abjura del compromiso y la responsabilidad política. La venalidad política es el principal activo de los recursos humanos partidistas, de todo signo y color. Y eso de suyo, es indignante. El ego, no es motor de cambio, al menos no, en política.

Pero ¿qué hemos escuchado de ellos que valga la pena siquiera mirarlos de soslayo? La clase politica partidista tiene el mismo discurso y el mismo acicate existencial: mentir para convencer a un electorado sin opciones inteligentes y verdaderamente progresistas de políticas públicas.

A principios del Siglo 20 el sociólogo alemán Robert Michels escribió un libro seminal: Los Partidos politicos.

En ese texto, Michels formuló lo que denominaría la Ley de Hierro de las oligarquías, la que resumió en las siguientes frases: "La organización  (partidista) es la que da origen  al dominio de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados, sobre los delegadores. Quien dice organización, dice Oligarquía".

En otro pasaje Michels sostiene que los partidos políticos entrañan : "una democracia controlada por un grupo de personas que funcionan de manera no democrática".

No cabe duda de la pertinencia de las ideas de Michels y su perfecta descripción de los tramposos procesos democráticos de los partidos políticos en el país.

Ante este panorama ominoso. ¿Quién se atreve hablar de la modernización de nuestro sistema democrático?

Y una ultima pregunta: De qué sirve reeditar nuevas esperanzas cuando la credibilidad en los políticos profesionales es una piel de zapa? ¿Pero de qué servirán los independientes que no parecen tener ideas, conceptos y cultura política que nos haga abrigar la esperanza de un cambio radical?

Así las cosas, ¿la Cosa Nostra sólo cambiaría de dueño?

¿Que todo cambie para que todo quede igual?

Guiseppe Tommasi di Lampedusa desde la otra Sicilia te saludo.

¡Arrivederci!

Atentamente

Ricardo Espinosa de los Monteros Zazueta.