Casos polémicos, con todo el cuidado necesario
Entre numerosas polémicas a las que nos toca dar cobertura como medio de comunicación, hay entre ellas una enorme variedad, que cambia no sólo en intensidad, sino en tipo de personas involucradas.
Y no es porque haya personas más importantes que otras, sino que hay personas públicas y personas privadas, refiriéndonos a públicas como los personajes que por su actividad se les considera en la esfera de lo público, como son, por ejemplo, los políticos, los artistas o quienes son famosos en general ya sea por su origen o su ocupación.
Con esto queremos decir que hay digamos una escala de lo polémico, por la sensibilidad, el tema, y el tipo de personas, sobre todo cuando son personas privadas, o particulares como también se les conoce.
Nos referimos en concreto en esta ocasión al reciente caso de un habitante de Mazatlán que salió de su casa, en una zona residencial del puerto, para pedirle a un trabajador de la construcción que comía sentado en una jardinera de la vivienda con los pies sobre su banqueta que se retirara de ahí. Lo cual el trabajador hizo de inmediato. Situación que tal vez no hubiera trascendido o no nos hubiéramos dado cuenta nadie si no hubiera sido grabado en video por alguien que se encontraba ahí enfrente. Video que, por supuesto, fue subido a las redes sociales y se viralizó rápidamente.
Desde ese primer día que se publicó, el miércoles, y se empezó a viralizar, trascendió en las mismas redes y en la publicación original que el señor de la casa era un extranjero como los cientos que viven en Mazatlán.
Hasta aquí, para nosotros como medio serio, profesional y ético, el asunto aún no se convertía en noticioso, porque era un caso que, aunque viral, era muy particular de dos personas, ambas particulares, en un hecho donde no había signos de violencia física, aunque por supuesto estaba el componente del abuso emocional o hasta del considerado “de clase”.
Sin embargo, lo que hicimos, como lo hacemos con muchos casos en la esfera de las redes sociales, fue estarlo monitoreando para ver cómo se desarrollaba, sobre todo cuando en diferentes cuentas de Facebook y algunos portales empezaron a convocar a una manifestación afuera de la casa de quien llamaban “el gringo”.
El día que estaba convocada la protesta, el jueves, la orden para nuestros periodistas fue acercarse a la zona a sondear la situación, pero sin sobresalir demasiado para que nuestra presencia no alertara o permitiera a la gente incluso ubicar la casa. Es decir, que nosotros como periodistas no nos convirtiéramos directa o indirectamente en provocadores.
Y es que esa es la premisa básica: que no seamos incitadores, sobre todo en un asunto que hasta cierto punto era entre particulares y sin un daño mayor que el de imagen. Es decir, era aparentemente un acción hasta cierto punto inofensiva pero también cuestionable o criticable, en diferente proporción según quién lo considerara. Como ya dijimos, un caso polémico que como tal puede tener extremos de visión de la gente.
Y pues más que nada lo que no podemos olvidar en estos casos específicos es que en los actuales tiempos el hecho de que algo sea viral, es decir, que tenga mucho movimiento en las redes sociales, no necesariamente es noticioso.
Ahí nosotros nos planteamos de inmediato: ¿es noticia?, ¿por qué sí o por qué no?, ¿cuál es su valor periodístico?, ¿afecta a la comunidad en general?, ¿cómo trasciende a la esfera pública?
Interrogantes que nos vamos planteando rápidamente y vamos resolviéndolas según cómo evolucione o escale el caso.
En este en específico llegó el momento que ya no podíamos obviarlo o ignorarlo, sobre todo cuando el asunto se trasladó a la esfera pública, ya que tras la convocatoria de manifestarse afuera de la casa de la persona involucrada, vimos que sí se concretó.
Ahí es donde inicia nuestra cobertura, no desde la “exhibida” en redes sociales, sino cuando el asunto trascendió y escaló para concretarse en un asunto comunitario por la participación de la gente, por la efervescencia que se presentó, incluso por el riesgo que había en la vía pública y por los desmanes o vandalismo potencial que finalmente se concretó.
La protesta en sí es la que detonó nuestra cobertura, y desde el punto de la manifestación documentamos lo sucedido, hicimos transmisión en vivo en Facebook y subimos información al sitio de noroeste.com y a nuestras redes sociales.
Simultáneamente a que se realizaba y se daba cobertura a la protesta afuera de la casa señalada en el video viral, en la Redacción de Noroeste recibimos la llamada de la persona “exhibida” para pedirnos una entrevista y aclarar su versión.
El punto que primero aclaró es que no era extranjero sino un mazatleco que se dijo harto de las molestias ocasionadas por la construcción de una torre de condominios frente a su casa desde hace años. Así que aprovechamos la llamada para que el señor explicara su versión de lo sucedido, y poder así plantear todos los lados de la polémica.
Al día siguiente, el viernes, además de que publicamos el caso con todas sus versiones en nuestro ejemplar impreso, a temprana hora nos enteramos que la casa señalada había sido vandalizada durante la noche, por lo que continuó la cobertura.
En fin, un caso atípico el de esta polémica, pues rápidamente escaló por la presión y la participación en redes sociales, pero en el cual para nosotros lo más importante es mantener no sólo la cabeza fría para tomar decisiones de cobertura y de publicación, sino mantener en todo momento la neutralidad lo más posible.
Eso es para nosotros lo que no podemos olvidar: revisar a detalle antes de cualquier publicación, pues cuando el sello es la polémica lo importante es que como medio seamos lo más neutrales posibles, tratemos de exponer los dos o más lados del caso, y no seamos provocadores o incitadores con nuestras publicaciones.
Eso es lo que tratamos de hacer en este caso específico: informar sin provocar.