El editor, líder de la Redacción

Noroeste
31 julio 2022

El periodismo es una profesión sacrificada, dura, ruda, extenuante, difícil, estresante, en sí una labor agotadora y demandante, pero retadora y apasionante... y nadie mejor que el editor para saberlo.

Hace unas semanas, en este mismo espacio, hablamos de la labor del editor con la revisión y corrección de textos, expusimos la importancia de revisar el fondo y la forma de una nota o de un reportaje, y delineamos algunas de las funciones y responsabilidades del editor o jefe de sección en este aspecto.

Sin embargo, planteamos que seguiríamos detallando las funciones del editor para comprender el papel del principal responsable de lo que publicamos diariamente, tanto en el sitio web y redes sociales, como en nuestro periódico impreso.

En términos generales, las responsabilidades del editor son con el lector, con el reportero, con la fuente y con la empresa, funciones que abarcan responsabilidades con la edición, con la agenda, con la planeación, con la alimentación del sitio y el empaquetado o diseño del impreso, con la capacitación... y a todo esto le sumamos responsabilidades de relaciones públicas y de administración o recursos humanos. Incluso, en los últimos años se le ha añadido la responsabilidad de generar ganancia, es decir, generar lectoría, factor que ahora se puede medir de manera muy precisa en lo digital.

No sería posible la realización de todas estas sin una gran dosis de liderazgo... así es, además de todas las funciones o responsabilidades, el editor debe ser líder, quizá una de las características principales, pues al tener a cargo personal que debe coordinar, es indispensable que asuma el manejo de su equipo con liderazgo.

Martin Baron, ex director de The Washington Post, en una reciente participación en la Cátedra Connectas, lo resumió de manera contundente: “El editor debe ser un líder, no solo un periodista con experiencia”.

Y este dilema lo enfrentamos no solo en Noroeste, sino en la mayoría de los medios, pues lo que tenemos garantizado al nombrar un editor o contratarlo es su experiencia como periodista, pero difícilmente está garantizada su capacidad de liderazgo.

El propio Baron, ahora con 45 años de profesión periodística, 37 de ellos como editor, liderando redacciones, lo comenta en su ponencia, resumida por Conectas Lab: “Cuando se convirtió en editor a sus 29 años, no tenía claro las dificultades que traería su nuevo rol. En la mayoría de los casos, los periodistas lo asumen sin tener experiencia o entrenamiento para ejercer el cargo y sin saber lo que significa gestionar y liderar un equipo de reporteros en medio de la confusión y el caos de las multitudinarias tareas diarias”.

Y es que, sí, además de todas las responsabilidades que comentamos, faltó precisar que en el día a día, se asumen casi todas, y en una eterna carrera contra el tiempo.

Amén de que la mayoría de los editores de periódicos aprendemos cuando nos avientan al ruedo, no porque pasemos por una amplia capacitación previa.

En la ponencia dentro del Programa intensivo de Formación de Editores Connectas 2022, Baron agregó otro factor: “Asumimos que quienes son buenos reporteros también pueden ser buenos editores y gestores de otros. Este, obviamente, no es siempre el caso. Como seguramente habrán descubierto, las habilidades pueden ser complementarias, pero no idénticas”.

Es decir, nombrar editor a un buen reportero no siempre es garantía de éxito, y, peor aún, a veces lo único que se logra es perder a un buen reportero, sin ganar un buen editor.

¿Por qué nos interesa clarificar la función del editor? Porque la labor del editor es tal vez la más incomprendida dentro de la carrera del periodismo. No solo es “el sándwich” de la Redacción, pues está siempre entre el personal a su cargo (reporteros, fotógrafos o diseñadores) y la Dirección (editorial y general), sino que su función gerencial es a veces la menos “glamorosa”.

Dice la Sociedad Americana de Editores: “La vida diaria de un editor no se asemeja al sueño de cualquier periodista. Mientras que el reportero está en el estadio entrevistando al jugador estrella, el editor está en la sala revisando el marcador; mientras el reportero está cerca de los presidentes y estrellas del espectáculo, el editor está dando los toques finales a la página”.

Pero sin la labor del editor sería imposible el periodismo, no solo es el filtro de lo que los reporteros traen y escriben, y lo que se publica, sino es el que escucha a los reporteros, los couchea, los regaña, les exige, los ayuda, es en sí quien se debe asegurar que los periodistas a su cargo hagan un buen trabajo.

“El orgullo de un editor se desprende no de sus logros personales, sino de los de su equipo”, precisa Baron en su ponencia.

Y esto es mucho decir, porque el periodista es individualista por naturaleza. Entonces, conseguir que el editor sea el verdadero líder de un equipo integrado, es un gran logro.

“El trabajo del editor es hacer que las personas trabajen juntas de manera efectiva. Sus salas de redacción van a lograr mucho más si las personas trabajan como equipo más que como meros individuos que trabajan de forma independiente”, dice Baron.

Así que, en resumen, un editor está llamado a ser líder de su grupo de trabajo, y por ello debe aprender a desarrollar esas habilidades, pues un editor no sirve si frena el desarrollo de aquellos que están bajo su supervisión.

Un buen editor puede sacar adelante a un reportero incluso mediocre y mejorarlo hasta llevarlo a un nivel superior, pero un mal editor puede destruir hasta al mejor de los reporteros.

Por eso en la Redacción de Noroeste lo tenemos muy claro, y a los editores les asignamos no solo responsabilidades sino que les damos autoridad, los “empoderamos”, como suele decirse, apoyándolos en que tomen ellos las decisiones no solo editoriales sino en general respecto al manejo de su personal.

Sabemos que la labor del editor es de las más castigadas, por lo que buscamos compensarlo dándoles todo el apoyo posible.

Pese a esta visión un tanto catastrófica del papel del editor en el periodismo actual, podemos decir con orgullo que tenemos en Noroeste editores experimentados que han sabido enfrentar el reto de vivir las presiones, frustraciones y complicaciones propias de su papel, y que tienen la satisfacción de ser no solo periodistas, sino gerentes, maestros y tomadores de decisiones trascendentales en la elaboración de nuestras publicaciones.