Alguna vez amigos

Editorial
20 junio 2025

Cada cierto tiempo, Israel sale a cazar a sus enemigos. Aprovechando su enorme poderío económico y militar, y el apoyo de Estados Unidos, asesina, bombardea y destroza ciudades enteras en el nombre de su supervivencia.

Lo que vemos actualmente es su más reciente campaña de exterminio en contra de sus vecinos árabes y el ataque a las instalaciones militares de un país persa: Irán.

El ataque contra la Franja de Gaza no es nuevo, comenzó el 8 de julio de 2014, desde entonces ha ido completando fases que han culminado con la actual ocupación y la muerte de miles de personas, con el pretexto de enfrentar al grupo Hamas, considerado un grupo terrorista.

También mantiene hostilidades militares contra Líbano, otro de sus vecinos, con el pretexto de enfrentar a Hezbolá, otro grupo considerado terrorista por Estados Unidos y sus aliados.

Los dos grupos terroristas reciben ayuda de Irán, uno de los países con mayores yacimientos petroleros del mundo y aliado de países como Rusia y China. Los objetivos del ataque de Israel fueron anunciados: las instalaciones iraníes donde se intenta producir uranio enriquecido que permitiría construir una bomba nuclear.

El conflicto es tan añejo y revestido con toneladas de sangre, deseos de venganza y ganas de desaparecer al enemigo que ya nadie sabe quién tiene más razones que el otro para asestar el siguiente golpe.

Lo irónico de una enemistad histórica es que Israel e Irán alguna vez fueron grandes amigos y aliados, hasta que en 1979 la Revolución Islámica llevó al poder a los ayatolas en Irán, quienes declararon a Israel como su enemigo.

Desde entonces, Israel considera vital para su supervivencia la destrucción del programa nuclear iraní, mientras Irán considera que poseer la bomba nuclear evitaría que Israel continúe atacándolo.