Cicatrices de la sequía
Sinaloa respira, pero la sequía aún deja cicatrices... Después de casi tres años de enfrentar una sequía persistente, nuestro estado parece haber superado oficialmente la etapa más crítica de escasez de agua.
La Comisión Nacional del Agua reporta que ninguna zona del estado se encuentra actualmente en nivel de sequía; sin embargo, el alivio es relativo: cerca del 31 por ciento del territorio sigue clasificado como anormalmente seco, una alerta que, aunque menor, sigue señalando riesgos para las comunidades y la agricultura.
El sur y centro del estado concentran estas zonas con déficit hídrico, abarcando 10 de los 20 municipios sinaloenses. Incluso lugares que hasta hace unas semanas enfrentaban sequía moderada, como Choix, ya no presentan indicadores críticos.
Aun así, el almacenamiento de las presas se mantiene en un 44.2 por ciento de su capacidad, un nivel que, aunque suficiente para mejorar el panorama agrícola respecto a 2024, aún refleja la vulnerabilidad del sistema hídrico estatal.
El contraste es evidente: mientras el Gobernador Rubén Rocha Moya solicitó en abril pasado la declaratoria de desastre para acceder a apoyo federal, una petición que fue rechazada, la realidad actual muestra que las medidas de emergencia quedaron en suspenso, dejando a agricultores y comunidades rurales con la carga de adaptarse sin respaldo externo.
La sequía puede estar formalmente superada, pero sus efectos y la gestión del agua siguen siendo un recordatorio de la fragilidad de Sinaloa frente a la escasez.
Este episodio evidencia también la necesidad de revisar la planificación hídrica y de inversión en infraestructura de almacenamiento.
Que el estado registre hoy zonas solo anormalmente secas no borra los tres años de déficit ni garantiza que la próxima temporada de estiaje no vuelva a poner a Sinaloa en alerta máxima.