Controles contra corrupción

16 agosto 2017

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Editorial

El tema nodal contra la corrupción es el de controles que acoten los márgenes de malas prácticas o conductas delictivas en la administración pública.
 
Y es preocupante que, existiendo demasiadas evidencias de probables actos corruptos, así como propuestas para evitarlos, no estén en la agenda del Ejecutivo y Legislativo sinaloense.
 
El caso de adquisiciones de productos y servicios, así como de obra pública, son los mejores ejemplos. Y recién ayer, Iniciativa Sinaloa, una organización civil sin fines de lucro especializada en transparencia y anticorrupción, pusieron el más fresco ejemplo, de otros tantos que Noroeste y otros ciudadanos ya han expuesto.
 
El caso es el de la obra de remodelación de la Avenida Álvaro Obregón ejecutada durante el triste trienio de Sergio Torres Félix.
 
Esta auditoría ciudadana del ciclo completo de la obra desde la planeación hasta la ejecución del gasto, evaluación y finiquito, demuestra, por ejemplo, que tres días después de emitir el fallo y firmar el contrato, el Municipio y la contratista acordaron cambios sustanciales al proyecto original.
 
Esto provocó el aumento del costo en un 16.44 por ciento por encima del contrato, pasando de 74.6 millones a 86.9 millones de pesos.
 
El modus operandi en este caso es similar a muchos otros ya expuestos públicamente.
 
Un empresario crea varias empresas, o comparte los mismos representantes legales. Algunas son empresas de reciente creación, aunque no en todos los casos.
 
Esas varias empresas “compiten” por un mismo contrato y simulan los trámites de ley. Algunas veces ni siquiera cuentan con oficinas.
 
Lo peor de todo es que aún así el Gobierno las contrata, como si no tuviera los recursos para revisar su autenticidad.
 
También se dan las contrataciones “hormiga”, es decir, pagos de cantidades no tan grandes pero que en volumen suman ya millonarias cantidades.
 
A finales del sexenio de Mario López Valdez se propuso poner accesible al público todo el proceso de la obra pública, de principio a fin, para que la misma ciudadanía pueda fiscalizar que se haga de la manera correcta.
 
Hay más controles que pueden aplicarse para acotar los márgenes de corrupción. Hacerla más difícil. Pero no.
 
A nadie le importa, porque estar en el Gobierno sigue siendo una fiesta para emborracharse. Claro, hacerse rico sin trabajar, de un día a otro, pone ebrio a cualquiera.