Cuentas claras

14 marzo 2018

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Editorial

Cuando un Gobierno no deja en claro la decisión que toma para otorgar contratos a una empresa y no a otra, la duda de compromisos extralegales siempre estará en el aire.

 

Pasó durante el Gobierno de Mario López Valdez en Sinaloa, cuando una empresa privada se benefició de millonarios contratos para la prestación de servicios relacionados con la Salud.

 

Y pasa ahora con la administración de Quirino Ordaz Coppel, quien entregó un contrato de millones de pesos para servicios de salud destinados a mujeres de Sinaloa.

 

¿Hasta dónde son válidas estas operaciones? Seguro la Ley permite que se entreguen este tipo de contratos. Pero el sigilo con el que se entregan siempre genera la sospecha de que, por encima de los servicios que se ofrecen, hay intereses personales de por medio.

 

Y esa actitud, de esperar que nadie se dé cuenta de las operaciones que se realizan, no solo es una falla que se presenta en Sinaloa, sino que está enraizada en el resto del País.

 

Esto contribuye a que la confianza que los gobernantes buscan rescatar en la población sea un objetivo cada vez más lejano. El sigilo, el silencio, las evasivas, son los alicientes de que hoy, en México, la mayoría de su gente no tenga confianza en las autoridades y ponga en duda cada uno de los contratos.

 

Podría pensarse que tal vez no haya mala intención en contratar tales servicios para atender a un sector de la población, pero las formas en las que se llevan a cabo esos contratos terminan por poner por delante la duda entre la gente.

 

Y una sociedad como la mexicana, y no se diga la sinaloense, lo que requiere son ejercicios de transparencia, donde las operaciones que realice el Gobierno sean entendibles para todos y donde las dudas no antecedan a una explicación.

 

Pero mientras, cuando los gobiernos se han encargado de sembrar las dudas en todos sus actos, seguirá habiendo preguntas, seguirá habiendo descubrimientos, seguirá habiendo exhibiciones, porque solo así podrá acceder a la información real, que obligará a dar las respuestas que la gente está esperando.