Cuidar el agua

Editorial
22 junio 2022

Hay un mapa de México, y de Sinaloa, que retrata cuáles son las condiciones de sequía que se tiene en el momento más reciente. Es un indicador de la crisis que se vive, quienes la están viviendo.

Pero no debería ser un indicador que genere beneplácito para quienes no tienen problema con el suministro de agua. Su disponibilidad cada vez se vuelve más complicada y si no se cuida, quienes no la tienen un día podrían llegar a no contar con ella.

Como pasa ya en entidades del País, que independientemente de los sistemas de distribución eficientes con los que han contado, hoy no encuentran qué distribuir.

Y la alerta ha estado por años, pero pocas medidas se han tomado para evitar que la situación se agrave, como ha estado ocurriendo ya en comunidades de Nuevo León o Sonora y otras regiones del norte de México.

En Sinaloa también hay territorios donde acceder al agua potable se ha convertido en un martirio, a diferencia de las grandes ciudades, donde se cuenta con la infraestructura para garantizar la distribución necesaria.

Y el llamado debe ser el mismo que se hace para otras localidades: hoy cuando se puede asegurar la disponibilidad del agua, deben tomarse las medidas que ayuden a generar conciencia sobre la importancia de hacer un uso racional, que cubra las necesidades.

Porque la crisis del agua sigue avanzando y su disponibilidad no será para siempre. Se necesita ir avanzando sobre una educación ambiental, en la que la preservación de este recurso sea el eje principal.

En Sinaloa, todavía hay regiones donde se dispone de ella con relativa facilidad, pero no significa que sea una carta abierta para que se haga un uso indiscriminado de ella.

Es la oportunidad para que se sienten las bases para empezar a educar a una sociedad que en su mayoría no desconoce del desabasto y debe entender cuál es el futuro. Y es también la oportunidad para que el consumo de agua se haga de manera responsable.