El futuro

Después de la jornada electoral del 6 de junio, en la que mexicanos y sinaloenses eligieron a sus próximos representantes, la tarea inmediata debería ser cuál es el futuro al que se aspira construir, con quiénes se hará y cómo es que se podrá llevar a cabo.

Porque sí, una cosa es lo que se planteó y promovió durante las campañas electorales y otra la que la realidad demanda de quien deberá gobernar y tomar decisiones.

Por eso, los legisladores o los gobernadores o los alcaldes deberán responder a lo que la gente ha estado esperando y que aspira a que lo hagan a quien le confiaron el voto.

Como una mejor condición de seguridad para la localidad donde vive y donde no tenga el temor de que algo malo le ocurra a esa persona o a su gente. Soluciones que se salgan del discurso habitual y cuyos resultados sean palpables.

Como más oportunidades de empleos, en el que la gente pueda dedicarse a lo que quiere y ganar por ello, con empresas competitivas que ayuden a cambiar el rostro de Sinaloa, por ejemplo, y que sea más diverso en su economía.

Como un Gobierno que sea capaz de escuchar a las mujeres, a los grupos diversos y a su gente y hacer valer lo que la Ley ya les reconoce, respetando por encima de todo sus derechos humanos.

Un Estado de Derecho, pues, que sirva para garantizar una vida plena para quien habita en las comunidades y al mismo tiempo, sea capaz de atraer más capital, más proyectos y más talentos.

Sí, las campañas ya terminaron y quienes obtuvieron el triunfo deberán estar conscientes de que a partir de ahora, lo menos que esperan quienes emitieron su voto, es que cumplan y ayuden a construir un mejor futuro. Sinaloa y sus comunidades, por ejemplo, ya lo reclaman.

Quienes dejan sus responsabilidades, están comprometidos a dejar todo en orden y a poner en claro el futuro que espera. Quienes estarán por asumirlos, deberán a empezar a crear los mecanismos para que esos proyectos que prometen una mejor sociedad, se pongan en marcha y den los resultados esperados. Que así sea.