El gesto de la cortesía

Si de algo le gusta presumir a algunas ciudades, es de información que generalmente se relaciona con indicadores que demuestran que tienen un mayor desarrollo que otras localidades del País.

En Sinaloa ocurre mucho: que si crecimiento económico, que si generación de empleo, que si nuevas empresas e inversiones... pero casi todos se olvidan de indicadores básicos que permiten una mejor convivencia social.

Por ejemplo, si hay algún origen en la cantidad de accidentes viales y carreteros que ocurren todos los días en la entidad, ha sido por la deficiente cultura vial que se tiene en la entidad.

Y que además, las autoridades han heredado un modelo de desarrollo en el que se prioriza más el uso de automóviles y hasta de motocicletas, que en la óptima movilidad del peatón.

De lo primero, es más que evidente las deficiencias en cultura vial en la sociedad sinaloense: desde la omisión en medidas de protección como el cinturón de seguridad o el casco protector, hasta la violación de señalamientos básicos de circulación vial, como el frenado en zonas de alto o en lanzarse cuando el semáforo acaba de cambiar a rojo.

De lo segundo, si bien es cierto que una ciudad debe desarrollar sus vías de comunicación en la misma proporción de cómo se expande, también es cierto que ha faltado detenerse un poco para pensar de qué manera al peatón se le otorgarán mejores opciones de movilidad.

Pero los cambios no solo deben llegar de parte de las autoridades con sus transformaciones viales, porque de nada sirve llevarlas a cabo si los cambios no se reflejarán en los ciudadanos.

Ante este contexto, la Intercamaral de Mazatlán se ha propuesto emprender una campaña de educación vial, junto con Noroeste, con un mensaje sencillo que puede tener una gran transformación: La cortesía es la vía.

La clave para cambiar como sociedad es lo que se gesta en lo individual, adoptando y respetando las normas y dando respeto a los demás. Ese gesto, el de la campaña, apuesta por esa transformación. Tómenlo en cuenta.