El lugar equivocado

24 abril 2018

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Editorial

¿Por qué en México la violencia atenta contra quienes no tienen nada que ver con la delincuencia organizada? ¿Por qué, la violencia, sigue cobrando víctimas que no debían morir? ¿Por qué, el México violento, sigue impune, a pesar de las detenciones de los supuestos responsables que la autoridad intenta difundir como la verdad última?
 
Mientras los hechos violentos del País sigan llevándose entre sus balas a gente inocente, quedará probado, como tantas veces se ha dicho, que la estrategia de seguridad que implementó el Gobierno federal, desde la administración de Felipe Calderón hasta la de Enrique Peña Nieto, ha sido un plan fallido.
 
Porque no se trata de estar en el lugar equivocado para que se justifique que haya muertos. Los ciudadanos merecen, repetidamente se ha dicho, vivir y estar en un lugar seguro, y no, hay muchas comunidades en México donde no hay Estado.
 
Porque no se trata de responsabilizar a las víctimas, como de manera frecuente ha sido el argumento al que recurren las autoridades, en lugar de emprender las investigaciones que están obligadas a llevar a cabo.
 
Y porque no se trata, tampoco, de aferrarse a una estrategia de combate al crimen organizado donde la “guerra” la ha ido perdiendo quien se encargó de diseñarla.
 
Ha pasado en Jalisco, con tres jóvenes estudiantes de cine, privados de su libertad, asesinados y disueltos en ácido. Ha pasado en Culiacán, con jóvenes, hombres y mujeres, que también se los llevan y cuando los encuentran, es ya sin vida.
 
Por eso es que hay enojo, derivado de la impotencia. Un enojo de no tener un País seguro. Un enojo de no contar con corporaciones policíacas confiables. Un enojo, por no tener garantías al momento de salir a la calle.
 
Y un enojo, también, porque a pesar de la “guerra” emprendida, a pesar de los miles de millones invertidos en ella, a pesar de los miles y miles de muertos, el crimen organizado sigue ahí, organizado.
 
El lugar equivocado no ha sido donde han estado las víctimas. El lugar equivocado es el de quienes hoy conducen al Estado, pero no han sabido llevarlo a un lugar seguro.