El verdadero temor

19 junio 2019

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Editorial

El poderoso impone su moral. Quien detenta el poder permea hacia los demás lo que cree, lo que quiere, lo que considere que está bien o mal.

El poderoso, desde su punto gravitacional de influencia, no se sujeta a normas, principios o tratados humanistas o de otra índole. Porque puede, los trasciende. No es justificación, es una cruda descripción de lo que realmente es.

El martes 18 de junio se reveló, desde el recinto legislativo, el temor al verdadero poder en Sinaloa. Y no es a Dios a quienes temen los diputados de Morena que pudieron hacer la diferencia en la discusión sobre la aprobación del matrimonio igualitario: Flora Isela Miranda Leal, Rosa Inés López Castro, Fernando Mascareño Duarte, J. Jesús Palestino Carrera, Mariana de Jesús Rojo Sánchez y Apolinar García Carrera.

Temieron o cedieron a la influencia del verdadero poder que es la triada religiosa, económica y política. Duele, porque nos engañamos o nos engañaron. Pensamos que los principios humanistas eran los que regían ya, que el poder actual sería justo, plural y democrático.

El martes 18 de junio despertamos y nos dimos cuenta de que estamos donde mismo, en una sociedad de dueños, de caciques, de “nobles” con la suficiente capacidad para convertir el dogma en ley y, a partir de ahí, regir sobre los derechos del resto.

Norberto Bobbio dijo en su autobiografía que todos somos iguales, igualmente diferentes. Por lo tanto, el Estado tiene la obligación de generar oportunidades para la pluralidad de ciudadanos.

Aquí sucedió todo lo contrario, por el temor de seis diputados.