Infiernitos

Editorial
02 noviembre 2021

Es cierto, el Gobernador Rubén Rocha Moya vivió una de las transiciones de poder más tersas en la historia de Sinaloa, gracias a la relación que construyó con el ex Gobernador Quirino Ordaz Coppel, pero eso no se replicó en los municipios sinaloenses.

En Badiraguato y Cosalá, por poner un ejemplo, los alcaldes salientes y los entrantes ni siquiera pudieron ponerse de acuerdo para asistir juntos al traspaso de poderes. Aunque usted no lo crea.

Cada Alcalde de estos dos municipios, los entrantes y los salientes hicieron su propia ceremonia de traspaso de poderes, a los que no asistió el que iba a entregar o el que iba a recibir.

El colmo fue que Rocha Moya asistió a uno de los eventos, al del Alcalde morenista de Badiraguato, José Paz López Elenes, y tuvo que vivir en carne propia la discordia política entre los dos grupos.

Y si hacemos un recorrido por el resto de los municipios cada quien trae su propio infiernito, ayer por la mañana, el Alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo “El Químico” Benítez, “reventó” su propia Sesión de Cabildo.

Por supuesto que el Alcalde acusó a los regidores del Partido Sinaloense de arrebatarle la palabra, pero la verdad es que todo lo originó él, al sentar a su lado a un asesor jurídico, en la silla donde debe de sentarse el futuro Secretario del Ayuntamiento.

En Ahome, el Alcalde Gerardo Vargas Landeros fue recibido con una protesta donde decenas de indígenas mostraron su repudio a la construcción de la planta de amoniaco en Topolobampo.

La verdad es que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha mostrado simpatía al proyecto, lo que hace que todos los morenistas jueguen el mismo juego.

Aunque usted no lo crea, políticamente parece que el Ayuntamiento más tranquilo es Culiacán, a pesar de tener al frente a un Alcalde que le gusta vivir en el fuego.

Lo dicho, Rubén Rocha Moya tendrá que caminar entre serpientes.