Las Dudas

14 noviembre 2018

""

Editorial

 

En los últimos dos sexenios ha dejado algo en claro: poner al Ejército a realizar tareas de seguridad pública no ha dado el resultado que se ha buscado. Las operaciones militares no han restablecido la paz y su mantenimiento no garantiza que los índices de criminalidad se reduzcan.
La Ley de Seguridad Interior, la propuesta del actual Gobierno federal con la que se pretendía legitimar las operaciones militares en tarea de seguridad pública, es analizada en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y hasta la sesión del martes, llevaba el posicionamiento de seis ministros que han considerado inconstitucional la operación del Ejército en tareas que corresponden a la autoridad civil.
Debía ser un mensaje claro para el Gobierno federal electo, en la conformación de su Plan Nacional de Paz y Seguridad, pero parece que no ha sido así.
En la presentación que se hizo este miércoles, se habla de la imposibilidad de regresar, en un plazo inmediato, al Ejército a los cuarteles. Y seguirán coadyuvando en tareas de seguridad pública en lo que se conforma la Guardia Nacional, el nuevo modelo de seguridad que busca el Gobierno federal.
Sin embargo, esta Guardia Nacional será capacitada y adiestrada por militares y tendrá un marco jurídico que se analizará en el Poder Legislativo.
¿Seguirá el País militarizado? ¿Seguirán los militares encabezando en el País las tareas de seguridad pública? Todo parece que así será, contrario a lo que muchas voces, sobre todo las que se concentran en el movimiento Seguridad sin Guerra, han estado planteando.
Andrés Manuel López Obrador ha insistido en que el País será diferente: apuesta por la promoción y acceso a la educación y la cultura para todos y oportunidades de trabajo para que los mexicanos, sobre todo los jóvenes, no tengan necesidad de delinquir.
El propósito principal, dice, será mejorar las condiciones de vida y de trabajo en México. Pero, ¿eso garantiza un México diferente bajo la vigilancia de los militares? No parece que vaya a ser así.
El próximo Gobierno federal promete que las cosas serán diferentes. Pero lo anunciado sugiere que será más de lo mismo. Las dudas, de lo que está por venir, prevalecen.