Las lecciones del metro

Editorial
06 mayo 2021

El accidente del metro de la Ciudad de México destapa un problema endémico de nuestra sociedad que los nuevos gobiernos han intentado disimular o por lo menos han dejado de señalar: la enorme corrupción en la obra pública mexicana.

Y lo peor de todo es que en esta ocasión el Presidente Andrés Manuel López Obrador no puede salir a acusar a los gobiernos pasados, a los conservadores o a sus adversarios porque fueron ellos los que lo construyeron.

El principal responsable de la construcción de la línea 12 del metro fue Marcelo Ebrard, actual Secretario de Relaciones Exteriores, y uno de los “delfines” favoritos del Presidente para sucederlo.

Y uno de los principales constructores de la obra fue Carlos Slim, a través de una de sus constructoras. Sobra decir que el empresario es uno de los hombres más cercanos a López Obrador, garante de su relación con el mundo empresarial.

Desde su nacimiento, la línea 12 del metro estuvo plagada de errores en su planeación, construcción y operación, según un estudio que se realizó en el 2016 y que señaló a 15 funcionarios como responsables de los errores.

La línea ha estado más tiempo en reparación que en operación y finalmente en el 2017, un sismo la dañó, sin que la autoridad se diera por enterada.

Los usuarios reportaban fuertes vibraciones y un grupo de trabajadores había entregado un informe que denunciaba los problemas estructurales del tramo que terminó colapsando.

Hay una empresa francesa señalada como responsable de vigilar y reparar las instalaciones fijas del metro que no hizo caso a los reportes, y lo peor que hay otras zonas del metro señaladas con problemas similares.

Y el País entero muestra problemas en su infraestructura, en el corazón de miles de obras la corrupción ha roído sus cimientos.