Los restos de Evo Morales

12 noviembre 2019

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Editorial

En política se aprovecha todo, hasta los restos de un ex Presidente a punto de abandonar el poder. Siempre hay otro político dispuesto a sacar raja del árbol caído, aún y cuando en el discurso defienda que lo está ayudando.

En el caso de la renuncia al poder del Presidente boliviano, Evo Morales, son muchos los que están aprovechando la coyuntura, ya sea para defender sus intereses o para justificar sus discursos.

Llama la atención el discurso del Canciller mexicano, Marcelo Ebrard, el anfitrión que dirige la puesta a punto del asilo político al Mandatario derrocado, después de 14 años en el poder.

Ebrard encabeza el ofrecimiento de asilo basado en la tradición diplomática mexicana de ofrecer cobijo a los perseguidos en el mundo, generalmente hispano hablantes, aunque también hemos recibido a personas con orígenes en el resto del mundo.

Pero su discurso no termina ahí, menciona “golpe”, “operación militar en curso”, mientras en Bolivia solo se escucha el silencio, nadie persiguió ni amenazó al ex Mandatario, si acaso algunos festejaron su salida.

El discurso de Ebrard y el del Presidente Andrés Manuel López Obrador se identificó más con los discursos de Nicolás Maduro, Presidente de Venezuela, y el de Daniel Ortega, Presidente de Nicaragua, dos pájaros de cuenta, que con el resto de presidentes de Latinoamérica.

En el otro extremo estuvo el discurso del Presidente Donald Trump, quien aplaudió la salida de Morales porque lo considera un dictador.

Trump aprovechó para leerle la cartilla a los presidentes de Venezuela y Nicaragua, viejos aliados del ex Presidente boliviano, junto con el régimen cubano.

Sin embargo, la llegada del boliviano a México no tiene trascendencia real más allá de los discursos, quizá le permita al Gobierno de López Obrador ganar algo de notoriedad a nivel internacional y hacer que se olviden un rato los problemas internos del País, pero después de un par de semanas Morales será un turista más en México, pero con gastos pagados.

Lo que en estos momentos realmente importa es la situación en Bolivia, donde un vacío de poder puede provocar cualquier cosa, y es ahí donde la comunidad internacional debe estar lista para promover la democracia y un cambio de régimen pacífico.