Qué pasó en 16 días

Editorial
07 junio 2024

Luego de 16 días desaparecido, el joven Javier Maximiliano está de regreso en su casa.

Desde el 21 de mayo, el estudiante ya no regresó a su hogar luego de una salida para algo de su vida rutinaria.

La denuncia fue interpuesta y se activaron las alertas para localizarlo, mientras sus familiares y la solidaria sociedad civil realizaron manifestaciones para exigir su aparición con vida.

Una tragedia que afecta a todo el país, y Sinaloa no es la excepción, es la desaparición forzada de personas, delito que se perpetra con total impunidad incluso a la luz del día, una tragedia que duele e incluso enluta a familias de todo el territorio nacional.

Qué pasó en esos 16 días que estuvo ausente el joven, tal vez jamás se sabrá. La oscuridad en que opera el crimen organizado deja una gran estela de incertidumbre en la mayoría de la sociedad, quienes no alcanzan a comprender el gran alcance que la corrupción y la impunidad ofrecen a quienes delinquen.

Y mientras la madre del joven acusa que la Fiscalía General del Estado no desplegó un plan de inteligencia para dar con el paradero de Javier Maximiliano durante las dos semanas que estuvo desaparecido, la autoridad pública la pesquisa del joven con la leyenda “localizado”, cuando nadie lo localizó.

De acuerdo con la narrativa, personas desconocidas dejaron al joven en las cercanías de su casa, después de una llamada que Javier Maximiliano hizo a su madre para que saliera por él pasados cinco minutos y cumplido el lapso la señora encontró a su hijo con los ojos vendados.

Mil conjeturas pueden surgir de esta tragedia, pero ninguna explicación acabará de dar certeza a las familias que no volverán a ser víctimas de una desaparición forzada.

Y aunque el estudiante muestra afectaciones debido a su secuestro, afortunadamente él está en casa.

Miles de otras personas aún no regresan y la lista aumenta cada día, una impunidad que solo puede tener una explicación, inoperancia de las autoridades para inhibir la delincuencia.

Y puede ser uno, pueden ser 43, pueden ser 133 mil, las cifras son frías cuando el temor es latente en cada calle de México.