Reforzar la prevención

A nivel global, se ha estado advirtiendo de la urgencia de reforzar los mecanismos de prevención ante los fenómenos hidrometeorológicos. El mundo está cambiando y la manera en que se pueden predecir esos impactos deben cambiar.

Y se ponen como ejemplo catástrofes que ocurren en la zona de Asia, o en África, o en Europa o en América. Cada región ha sufrido los estragos de los mismos fenómenos, pero más intensos y con formaciones rápidas.

En México hasta hace unos cuantos años, se comenzó a advertir de las tormentas de formación rápida que rara vez son mencionadas en los pronósticos del tiempo generales. Porque no ha habido hasta ahora las herramientas para detectar su formación e impacto hasta un par de horas antes.

Y los daños que esas tormentas han generado han sido cuantiosos, incluso más severos que cuando se advierten lluvias prolongadas por horas.

Y el punto de inflexión en el caso mexicano debe ser lo ocurrido en algunos estados, principalmente en Veracruz, donde se presentaron más lluvias de las previstas, ocasionando desbordamiento de ríos, inundaciones de comunidades, deslaves en caminos, pérdidas de vidas humanas y desaparición de personas.

Los mecanismos públicos disponibles hasta ahora para predecir las condiciones del tiempo tienen que actualizarse y revisar diferentes modelos para tener predicciones más exactas de lo que les espera a las comunidades.

Pero sobre todo, deberán también actualizarse los métodos de alerta disponibles hasta ahora para la población. Se necesita alertar a la población de manera eficiente y oportuna para tomar las previsiones que correspondan.

Lo ocurrido en el País apenas hace unos días es el punto de partida para que se hagan ajustes en los modelos de predicción, pero, sobre todo, en los mecanismos de alerta que el Estado mexicano dispone para la prevención. Está visto, como se ha advertido en años recientes, que las condiciones climáticas están cambiando de manera acelerada y a esa velocidad debe ser la respuesta del Gobierno.