Solo la transparencia

Editorial
16 marzo 2023

En los últimos años, ha habido en México gobernantes que sienten que el resto de la población les debe agradecer por estar en el cargo por el que fueron electos, es decir, que su gestión debe estar llena de aplausos y los reproches, que siempre existen, contenidos.

Han asumido que por gobernar, el pueblo les debe agradecer, aunque es su responsabilidad rendir buenas cuentas a quienes representan y es este punto en el que parece que se han desviado.

Porque independientemente de quiénes les aplaudan, sean uno, sean 10 o 100, lo que más importa de una administración pública es la transparencia y la rendición de cuentas. No más.

Sin embargo, se ha visto desde lo local, a nivel municipal, en los estados y en el Gobierno federal, que esperan a que la sociedad les aplauda por lo que están obligados a hacer, gobernar, hacer las cosas bien y atender las necesidades de la población.

Esto debe estar acompañado de transparencia en la gestión de los recursos, sean financieros, materiales o humanos, y sobre todo, en la rendición de cuentas. Y deben estar conscientes, sobre todo en esto último, que cuando se tiene acceso a la información, las posibilidades de ser cuestionados son altas.

Pero cuando esto ocurre, ha habido reacciones que nada tienen que ver con un buen político y estadista: se enojan, reniegan, descalifican y etiquetan como enemigos a quienes han puesto el dedo en el punto que no quieren mostrar. Y se han equivocado y siguen equivocándose.

Nada contribuye mejor a un gobierno, del nivel que sea, que el contar con personas con la capacidad de detectar las irregularidades y las anomalías y exponerlas y difundirlas, porque solo de esa manera se contribuye a que las cosas mejoren.

A nadie conviene tener un Estado mexicano en el que todos piensen igual a quien gobierna, porque se necesita de una sociedad que escuche, analice y juzgue y no una que solo aplauda. No conviene.