Visita desabrida

Editorial
08 agosto 2022

El derrumbe en la mina de Sabinas, Coahuila, amenaza con arrastrar a más de uno de nuestros políticos.

En la tradición política mexicana, las tragedias son siempre un momento donde nuestros gobernantes aprovechan para hacerse presentes, para hacer promesas que generalmente no cumplen y para supervisar operativos que la mayoría de las veces son ineficaces o realizados a destiempo.

En esta ocasión, el derrumbe en la mina de carbón donde desapareció una decena de mineros ya lleva tres días convertida en el epicentro de las noticias nacionales y ayer llegó a su clímax con la presencia del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Seguramente sus asesores convencieron al tabasqueño de visitar la zona del rescate con la intención de presentarlo como un Mandatario preocupado por sus gobernados golpeados por la tragedia, el asunto es que nadie le explicó que a una visita de esa naturaleza se tiene que llegar con algún regalo bajo el brazo.

Sin información privilegiada que ofrecer, ni alguna esperanza nueva, la visita presidencial pasó de ser bienvenida a provocar un zafarrancho entre los familiares afectados, que esperaban que la presencia del Presidente cambiara su insostenible situación.

Tanto nos ha explicado el Gobierno de la 4T que no son iguales a los ineficaces gobernantes pasados, que ahora no hay quien perdone una, así que los familiares de los mineros no se conformaron con la palmadita en la espalda y exigieron una actuación más decidida de los cuerpos de rescate.

Para acabar pronto, algunos familiares están dispuestos a bajar ellos mismos a la mina, al ver que todo el equipo de rescate, que incluye buzos profesionales, simplemente no se atreven a bajar a una mina que aterra nomás de verla.