Actitud déspota
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Sugey Estrada/Hugo Gómez
Es común escuchar a personas que se quejan del trato déspota que recibieron en determinada dependencia, oficina, negocio, escuela y hasta iglesia.
La palabra déspota, de acuerdo con Joan Corominas, proviene del griego y significa señor, dueño, amo, soberano.
A todos nos molesta que se nos trate de manera déspota, sobre todo si proviene de personas que no tienen mérito ni razón para ello, pero que, como se dice comúnmente, se marean subiéndose a un ladrillo.
No obstante, si nos descuidamos, cada uno de nosotros puede también sentirse superior y adoptar una actitud déspota, ya sea con los hijos, cónyuge, hermanos, tíos, primos, sobrinos, subordinados, clientes, compañeros de trabajo o cualquier otro tipo de persona.
Jesús nos previno acerca de las personas farisaicas que son como sepulcros blanqueados, les gusta ser reconocidas por la gente, tratar a los demás con la punta del pie y que les llamen "señor" y "maestro".
En donde es más común adoptar actitudes déspotas es en las esferas de gobierno, pues en las parcelas de poder es donde se evidencia más este mal.
José Rubén Romero en su inolvidable obra La vida inútil de Pito Pérez, pone en boca de este personaje la siguiente descripción:
"¿No ha observado usted que la profesión de déspota es más fácil que la de médico o la de abogado? Primer año: ciclo de promesas, sonrisas y cortesías para los electores; segundo año: liquidación de viejas amistades para evitar que con su presencia recuerden el pasado, y creación de un Supremo Consejo de Lambiscones; tercer año: curso completo de egolatría y megalomanía; cuarto y último año: preponderancia de la opinión personal y arbitrariedades a toda orquesta. A los cuatro años el título comienza a hacerse odioso, sin que universidad alguna ose revalidarlo".
¿Asumo una actitud déspota?
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@rodolfodiazf