Algún día se despejará la incógnita relativa al verdadero dueño de Telmex, pero sin duda el monopolio privado que se ha creado con la privatización de la empresa ha reducido los resultados positivos que todos esperábamos de esa privatizació
22 marzo 2006
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Gilberto Yáñez
El señor Carlos Slim Helú se encuentra en el centro de las candilejas financieras y políticas en México, por haber sido incluido por la revista estadounidense "Forbes" en el tercer lugar de los hombres más ricos del mundo. Como se sabe, el señor Slim es el Presidente del Consejo de Administración y accionista mayoritario de Teléfonos de México y de otras muchas empresas filiales prósperas y exitosas, que le han permitido comprar otras empresas más, tanto en México como en Estados Unidos y en América Latina.Por su posición entre los ricos más ricos del mundo, se han producido muchos comentarios en relación con su reciente protagonismo en el mundo de la política mexicana. Sus opiniones y sugerencias sobre la vida económica de México y especialmente sus recomendaciones sobre lo que el gobierno federal debe hacer para que nuestro país sea más competitivo en el mercado mundial, han sido objeto de comentarios de expertos en asuntos económicos, que han puesto al señor Slim a la luz de los medios de comunicación nacionales. Hace pocas semanas dirigió una reunión de empresarios y políticos en el Castillo de Chapultepec, en la cual se redactó un Plan o Programa de Acción que fue suscrito por los asistentes y al cual se han sumado muchas otras personalidades de la política y del sector privado mexicano.
La idea central del denominado "Pacto de Chapultepec", es que México elija a un nuevo Presidente de la República en las elecciones del próximo mes de julio y que dicha elección no produzca complicaciones financieras o económicas para nuestro país, para lo cual todos los partidos políticos y sus candidatos se comprometieron a realizar el mayor esfuerzo para lograr que nuestra economía se desarrolle y progrese sin contratiempos en el siguiente sexenio presidencial.
Algunos comentaristas han destacado que la gran riqueza del señor Slim se produjo recientemente, al comprar al gobierno federal la empresa Telmex, en una privatización que sin duda, convirtió a un monopolio público estatal en un monopolio privado. La venta fue ordenada por el entonces Presidente de la República Carlos Salinas de Gortari y uno de los funcionarios encargados de la privatización fue precisamente el ahora Gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, quien la semana pasada comentó con crítica, la dominancia del mercado por algunas empresas y lo negativo que esa dominancia es para la economía del país, en una clara alusión al monopolio que Telmex tiene en el mundo de la telefonía de México. La rápida respuesta del señor Slim no la recuerdo, pero sí recuerdo que fue un comentario evasivo, sin aportar ningún argumento que pudiera desvirtuar lo evidente: Telmex es un monopolio privado, cuya preeminencia en el mercado de la telefonía mexicana es no solo notoria, sino escandalosa.
Por ello es interesante recordar algunos de los hechos ahora históricos que son circunstancias indispensables para conocer la verdad de lo que pasó en la venta de Telmex por el gobierno federal a una persona conocida en el medio empresarial, pero que no era un hombre notoriamente rico, cuya prosperidad hiciera suponer quince años después sería el tercer hombre más rico del mundo. Veamos.
1._ El presidente Salinas decide vender varias empresas propiedad del gobierno federal, para reducir la participación del Estado mexicano en la economía nacional y aumentar la inversión privada en nuestro país. Entre esas empresas está Telmex, la cual es vendida al señor Slim pero el precio es considerado muy bajo por los analistas económicos de entonces; y además, se critica severamente que el precio sería pagado por el comprador a plazo, lo que significaba que el comprador pagaría el precio de venta con las mismas utilidades de la empresa, según se enfatizó oportunamente por los expertos.
2._ Las facilidades otorgadas por el gobierno federal al comprador de Telmex produjeron de inmediato el comentario, después convertido en rumor incesante, de que el verdadero comprador de Telmex era el mismo presidente Salinas y que el señor Slim era sólo un prestanombres, aunque probablemente con una participación minoritaria en la empresa, por su desempeño como aparente magnate comprador. Como prueba irrefutable del rumor se aducía correctamente que en México era imposible que un Presidente de la República vendiera una empresa tan valiosa y redituable como Telmex, sin reservarse la totalidad o la mayor parte de los beneficios económicos derivados de la venta. En la política mexicana, quien parte y comparte --decían los analistas políticos de entonces-- se queda siempre con la mejor parte.
3._ Lo interesante es que en los círculos políticos y financieros del país se comentó constantemente y ahora se estima como un hecho cierto, la participación mayoritaria del entonces presidente Carlos Salinas en la propiedad de Telmex. El precio notoriamente bajo y el plazo convenientemente largo para su pago, así como los antecedentes financieros del señor Slim Helú, eran los dos argumentos contundentes que demostraban --según los comentaristas-- la evidencia de la participación mayoritaria de Carlos Salinas de Gortari en la compra de Telmex.
El Presidente decidió la venta de Telmex --se decía-- y en igual forma decidió la elección de comprador, sin que ninguna otro empresario pudiera atreverse a controvertir la decisión, tomando en cuenta el autoritarismo del régimen y los antecedentes demostrados por el presidente Salinas de su mano dura en el "affaire La Quina".
4._ Adicionalmente, la estrategia de Telmex puesta en práctica después de la compra parecía confirmar las sospechas --o certezas-- de los comentaristas políticos y económicos de la privatización de la empresa telefónica nacional. Ante la débil competencia de otras empresas en el mercado de la telefonía de larga distancia, Telmex redujo notoriamente sus tarifas de larga distancia y en cambio, mantuvo tarifas altas y redituables en la telefonía doméstica, además de cobrar a sus competidores una tarifa de conexión más alta que las vigentes en otros países, aplicable cuando la otra empresa de larga distancia necesitaba conectarse a la oficina o la casa del usuario, para lo cual era indispensable usar las líneas de Telmex que en todo el país conectan a los usuarios con el sistema telefónico nacional.
5._ Telmex es propietario de la red nacional de telefonía que fue creada durante muchas décadas, para poner la telefonía al servicio de los habitantes de todas las ciudades del país. Inicialmente la red era aérea, colocada en postes propiedad de Telmex ubicados en las calles de todas las ciudades y al lado de las carreteras que comunican a las ciudades del país. Después, en las ciudades la red de telefonía se convirtió en subterránea, con una gran inversión que ninguna empresa competidora de Telmex podía realizar en 1992 o 1993, cuando Telmex se vendió al señor Slim.
Muchos expertos opinaron en su momento que el gobierno federal debió conservar la propiedad de la red telefónica nacional, para permitir la conexión a cualquier empresa que quisiera hacerlo y de ese modo propiciar la competencia entre la gigante Telmex y las empresas que se crearon como competidoras, que por no poder hacer físicamente una nueva red nacional, debían conformarse con entrar al mercado de larga distancia y pagar a Telmex una tarifa alta por llevar la llamada de larga distancia al usuario a su oficina o a su casa, usando la red nacional de Telmex.
Al entregar la propiedad de la red telefónica nacional a Telmex, el gobierno federal demostró una parcialidad sospechosa --muy sospechosa-- y literalmente le regaló la seguridad de mantener una preeminencia en el mercado, por la imposibilidad física de que los competidores pudieran crear una red nacional alterna. Fue una parcialidad ventajosa que aumentó las sospechas relativas al verdadero propietario de Telmex.
Esa dominancia aun subsiste en 2006 y evidentemente convierte a Telmex en un monopolio privado en la telefonía doméstica o nacional, ahora competido por la telefonía celular o móvil, en la cual también tiene Telmex una dominancia notoria en el mercado, seguramente porque fue la empresa con mayores recursos para crear una red nacional de telefonía celular que ninguna otra empresa ha logrado crear completamente hasta la fecha y porque también es necesario conectarse con la red telefónica nacional propiedad de Telmex, cuando el propietario de un teléfono celular desea comunicarse con un teléfono fijo ubicado en una casa u oficina.
6._ Todos estos elementos de información han dado solidez a la teoría de la participación de Carlos Salinas en la propiedad accionaria de Telmex, creada por las circunstancias de la venta de la empresa y por la facilidad que entonces existía en el sistema político mexicano, para que un Presidente pudiera adquirir una empresa estatal por medio de prestanombres.
Adicionalmente, las leyes federales aplicables al negocio de telefonía y la relativa a la competencia económica, han permitido a Telmex defenderse con éxito de las autoridades competentes cuando éstas han tratado de limitar sus actividades u obligarle a permitir el acceso a sus competidores a la red telefónica nacional a precios razonables. Las leyes que regulan la telefonía y la competencia económica están influenciadas por la doctrina jurídica francesa, olvidando que nuestro sistema constitucional está basado en gran parte en la doctrina constitucional estadounidense.
Por ello, las decisiones administrativas de las autoridades federales y las sanciones que las mismas han tratado de imponer a Telmex, han sido combatidas con éxito por Telmex en los tribunales federales constitucionales. En Estados Unidos, la autoridad administrativa acusa ante un juez federal a la empresa que ha incumplido la ley, con lo cual se cumple el requisito constitucional de debido proceso legal, se obtiene una sentencia judicial y se evitan largos años de litigio constitucional que los abogados de Telmex han aprendido a manejar con astucia y eficacia evidente.
Algún día se despejará la incógnita relativa al verdadero dueño de Telmex, pero sin duda el monopolio privado que se ha creado con la privatización de la empresa ha reducido los resultados positivos que todos esperábamos de esa privatización de la empresa monopolista estatal que por muchas décadas abusó de los usuarios. El denominado "servicio medido", que se cobra por Telmex a los usuarios de la telefonía nacional es simplemente escandaloso y las autoridades han demostrado que desean favorecer a Telmex en perjuicio de los particulares cautivos de esa empresa, aunque también es evidente que el servicio telefónico es eficaz, lo cual no podíamos decir de la vieja empresa monopolista estatal Telmex, antes de su privatización.