¡Arreglar al hombre,para arreglar al mundo!
01 octubre 2005
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Héctor Tomás Jiménez
Con frecuencia nos preguntamos: ¿Qué hacer y cómo hacerlo para solucionar tantos problemas que tenemos en el mundo?, preocupación válida para todos quienes tenemos conciencia de que vivir en un mundo mejor, nos hará realmente personas más felices.La verdad es que han sido muchas las soluciones propuestas a lo largo de los años, más sin embargo, el mundo continúa aún convulsionado por los problemas más graves que acechan al ser humano, problemas entre los que destacan el hambre, las enfermedades, la contaminación ambiental, la depredación de los bosques, la polución, los cambios climáticos, los desperdicios no biodegradables, entre otros de igual importancia, muy a pesar de cientos o miles de voces se alzan a lo largo y ancho del planeta, ya sea como personas en lo particular que abanderan una noble causa, o bien como organizaciones no gubernamentales con fines ad-hoc.
Los problemas son cada vez más latentes y según se ve, cada vez más difíciles de resolver por una clara y manifiesta intransigencia del ser humano para participar de manera solidaria, pues da la impresión de que de manera colectiva, piensa que la solución no le atañe y que está en manos de otros, sin entender que otros, sólo pueden ser extraterrestres, pues solo los humanos habitamos este nuestro planeta tierra.
En fin, sólo nos queda continuar haciendo llamados a la conciencia de los hombres, uno de una manera, otros de otra, pero con un mismo, fin, el interés de arreglar el mundo.
Hay una breve y aleccionadora historia que nos dice muy bien sobre la responsabilidad del hombre en la solución de los males del planeta. La historia dice así: "Un hombre vivía preocupado con los problemas del mundo y estaba resuelto a encontrar los medios para disminuirlos. Pasaba días en busca de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo de 7 años, invadió su intimidad muy decidido a ser ayudado en una tarea de la escuela. El hombre aquel, incomodo por la interrupción, intentó hacer que el hijo fuera a jugar a otro sitio, sin embargo, viendo que sería imposible sacarlo de allí, procuró algo para darle al hijo, con el objetivo de distraer su atención.
Tomó un planisferio de una revista, y con una tijera recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta adhesiva, lo entregó al hijo diciendo: --Hijo, yo se a ti te gustan los rompecabezas, voy a darte un mundo para arreglar. Toma estos pedazos del mundo todo roto, y arréglalo tu solo.
Aquel padre, pensó que al niño le llevaría buena parte de la tarde para recomponer el mapa, sin embargo, sólo una hora después, oyó la voz del hijo que le llamaba calmamente: --Papá, papá, ya he hecho todo, conseguí arreglarlo todo yo solo.
Al principio el padre no dio crédito a las palabras del hijo, pues era imposible a su edad haber conseguido recomponer un mapa que jamás había visto. Entonces, el padre aquel dejó un lado sus papeles de trabajo, seguro que vería un rompecabezas mal armado, sin embargo para su sorpresa, el mapa estaba completo y bien hecho. Todos los pedazos habían sido colocados en sus sitios. ¿Cómo era eso posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? Y le pregunta: --Hijo, tú no sabías como era el mundo, hijo mío. ¿Cómo lo hiciste?
--Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando tú quitaste el papel de la revista para recortar, yo vi que del otro lado había la figura de un hombre, así que cuando tú me diste el mundo para arreglarlo, yo lo intenté pero no lo conseguí.
Fue entonces que me acordé del hombre, di vuelta a los recortes y empecé a arreglar el hombre que yo sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar el hombre, di la vuelta a la hoja y encontré que había arreglado el mundo."(Fin de la historia)
Sin duda que es una historia que debemos todos recordar, con el fin de empezar a tomar conciencia de la parte que nos toca hacer para arreglar al mundo, debiendo empezar quizá, por retomar los buenos hábitos de la limpieza, de la no contaminación y sobre todo, de la amabilidad como regla de convivencia social. ¿Y usted, qué opina?
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