Carlos Salinas de Gortari terminó su periodo presidencial dejándonos en una crisis brutal, los ciudadanos estaban tan enojados que salieron a las calles armados de máscaras para burlarse de él

07 julio 2005

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Gestionan

Los presidentes del Siglo 20 mexicano compartieron un destino: el de haber sido hechos a un lado sin la menor consideración cuando terminaban su periodo en el poder, como lo relata de manera magistral Luis Spota en su novela El primer día. Pero esto se hacía por detrás de bambalinas y el ciudadano ni se enteraba. Después del 68 cambió el modelito: a Díaz Ordaz le llovió duro y a Echeverría y López Portillo les cayó encima un chubasco. Con ellos se instauró el nuevo modo que consistía en hacer leña pública del presidente que había dejado de serlo. Cuando Carlos Salinas de Gortari terminó su periodo presidencial dejándonos en una crisis brutal, los ciudadanos estaban tan enojados que salieron a las calles armados de máscaras del ex mandatario y dedicaron mucha energía a denostarlo y burlarse de él. Entonces los políticos y los medios de comunicación se dieron cuenta de que allí había una veta que se podía explotar bien. Y se lo hizo, con tal intensidad que todo mundo empezó a acusarlo de esto y de lo otro y a verlo detrás de cualquier cosa, desde selección de candidatos hasta complots. El PRD que lo había acusado de robarle la presidencia, pasó de considerarlo su enemigo personal a convertirlo en el enemigo número uno de la nación. Durante la lucha por la Presidencia para el año 2000, el entonces candidato por el Partido del Centro Democrático Manuel Camacho, afirmó que "sigue existiendo el poder político de Carlos Salinas de Gortari y es probable que aumente en los próximos años" y en su cierre de campaña, otro candidato, Cuauhtémoc Cárdenas de la Alianza por México, acusó al priista Francisco Labastida de estar ligado al narco y al crimen organizado, "mismo grupo, dijo, que apoyó a Carlos Salinas de Gortari". Para julio del 2003 el periódico The New York Times afirmaba que la relación de amor-odio de los mexicanos hacia Salinas seguía viento en popa con todo y que ya había corrido la mitad de otro sexenio. Así las cosas, cuando a principios de este año que corre tomó vuelo el proceso de desafuero contra Andrés Manuel López Obrador, este se apresuró a acusar a Salinas de ser uno de quienes estaban atrás del mismo "porque quiere seguirse tragando al país y arruinándolo." El Jefe de Gobierno capitalino aseguró que "la decisión de votar a favor de su desafuero en la Cámara de Diputados ya había sido acordada por el innombrable: el ex Presidente Carlos Salinas de Gortari". La enemistad entre AMLO y CSG parecía un hecho al que nadie ponía en duda hasta que el subcomandante Marcos dijo recientemente que ambos eran lo mismo: "La imagen de CSG construída por AMLO es en realidad un espejo. Por eso su programa tan cercano a aquel del liberalismo social del salinismo. ¿Dije cercano? Más bien la continuación de ese programa. Esto no tardará en hacerse evidente." Y agregó: "Contra lo que piensan algunos, López Obrador no ofrece volver al pasado populista... no, AMLO oferta una mediación y una administración modernas, o sea, terminar lo que dejó pendiente Salinas de Gortari. Si CSG fue el gobernante ejemplar de operador de la destrucción neoliberal de México, AMLO quiere ser el paradigma del operador del reordenamiento neoliberal". La tortilla se volteaba de manera espectacular. Luego vendrían otros aderezos, como el del periodista Ricardo Alemán quien abonó a esta teoría al mostrar que entre la gente más cercana a AMLO hay salinistas como Manuel Camacho que fue parte de su gabinete y José María Pérez Gay, miembro prominente del grupo Nexos, muy favorecido por Salinas cuando durante su presidencia. Pero la cosa no quedó allí. A la teoría de AMLO salinista, el Senador priista Manuel Bartlett opuso la suya: "Quien está ligado al ex Presidente Carlos Salinas de Gortari es Vicente Fox y no el Jefe de Gobierno capitalino. La política de Salinas es la misma de Fox. Hay una alianza muy clara desde que se inició este periodo." ¿Fox salinista? ¿no que había sacado al PRI de Los Pinos? Y peor todavía ¿el que acusa no es del partido que llevó a Salinas al poder? ¿no nos contaron como Salinas dio dinero para financiar las campañas de Madrazo? Para los ciudadanos todo esto es incomprensible, pues ahora resulta que dependiendo de quien acuse, AMLO, Fox, Madrazo, Camacho son todos salinistas. Y uno se pregunta ¿será? ¿será posible que Salinas esté atrás de todo, sea el malo de la película por igual para tirios que para troyanos, el monstruo de las 1000 cabezas que surge y resurge a pesar de golpes, denuncias y repudios, el más poderoso de los mexicanos y al mismo tiempo, el que todos quieren imitar, con el que todos hacen alianzas y cuya obra todos están completando? La verdad, esto ya suena inverosímil. Ni en las películas de Hollywood los villanos tienen tanto poder y son tan indestructibles. Lo único que parece ser cierto es que se usa el nombre de Salinas con objeto de desprestigiar al otro, sea quien sea ese otro. Pero han abusado tanto de eso que paradójicamente lo que se quiso crear como chivo expiatorio, terminó convertido en un monstruo poderosísimo que maneja desde de los hilos de la política nacional hasta una riqueza capaz de financiar medios de comunicación y campañas electorales. Y la verdad, no solo ya no lo podemos creer sino que peor, nos da flojera. Sara.sefchovich@asu.edu Escritora, investigadora en la UNAM