Ciudades de chicle

17 octubre 2012

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Arturo Santamaría Gómez.

De entrada parece un tema banal, un asunto menor, sin embargo, una vez que se conocen los efectos negativos de la displicente costumbre de muchísimas personas, no sólo de Culiacán sino de todo el estado y del país en general, de arrojar al piso los chicles masticados, termina por entenderse el porqué de la preocupación de la organización Ola Verde de que la gente tome conciencia de todos los problemas que conlleva esa manía irresponsable.
Ola Verde, una agrupación ambientalista de Culiacán que poco a poco va creando conciencia de que al afectar y dañar al medio ambiente la propia sociedad resulta perjudicada, pondrá en marcha este sábado una campaña denominada "Chiclotón".
Esta campaña está enfocada directamente a liberar al Centro Histórico de Culiacán del problema, tanto para la salud de la población, como en el deterioro de la imagen de ese importante sector de la ciudad, de que las calles y banquetas estén cubiertas por plastas de gomas de mascar.
De acuerdo con Carlos Contreras, el presidente del movimiento ambientalista, se calcula que existen alrededor de 50 mil gomas de mascar tiradas en las calles que recientemente fueron remozadas y rescatadas.
Esto habla de la falta de conciencia de mucha gente, que sin ningún rubor arroja a la vía pública todo lo que va desechando, desde chicles y colillas de cigarro, hasta vasos de plástico y latas de refresco o cerveza, amén de toda clase de papeles.
En el caso específico de las gomas de mascar, los cálculos de Ola Verde hablan de que en el Centro Histórico hay un promedio de 15 chicles por metro cuadrado, que incluso impiden que se aprecie el diseño de las banquetas recientemente restauradas.
"Las aceras son de colores, pero se miran negras por los miles de chicles pegados en las banquetas", advierte la organización ambientalista.
En esta campaña de rescate de las calles del Centro Histórico participarán en apoyo de Ola Verde diversas instituciones como Canaco y diversas escuelas, y dependencias del Ayuntamiento. Habrá que esperar que el esfuerzo que realizarán estas instituciones no sea visto con indiferencia, sino que sea el detonante de una toma de conciencia sobre la urgencia de que todos y cada uno de los ciudadanos respetemos a nuestras ciudades y al medio ambiente en su conjunto.