De ese encuentro trascendió que Mouriño puso énfasis en la elaboración de un amplio diagnóstico sobre la industria petrolera

31 enero 2008

""

Saúl Valdez / Fernanda González

La ofensiva política del Gobierno federal en combinación con las bancadas del PAN en el Congreso para ahondar en el proceso de privatización de Pemex mediante reformas a leyes secundarias durante el próximo periodo ordinario de sesiones del Congreso de la unión, que da inicio mañana, cobró forma con el encuentro del nuevo secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, con los senadores panistas (29/01/008), a fin de marcar una estrategia que permita la prosecución de la reforma energética, partiendo primero del petróleo para después seguir con la energía eléctrica.
De ese encuentro trascendió que Mouriño puso énfasis en la elaboración de un amplio diagnóstico sobre la industria petrolera, conforme a la orientación presidencial, destacadamente en relación a las reservas probadas y probables de crudo.
Sin comprometer claramente su postura, el presidente Calderón había pedido un día antes a los diputados federales panistas (28/01/008), elaborar un diagnóstico objetivo e integral de la situación que guarda el sector petrolero nacional, pidiendo el concurso prácticamente de toda la sociedad, pues se requiere de la participación responsable y serena de los legisladores, de los partidos políticos, de la academia, de los especialistas, de los trabajadores, de los sindicatos, de los empresarios, de los medios de comunicación, en fin, de todos los mexicanos.
Lo que sí asumió explícitamente Felipe Calderón, en su discurso con motivo del 24 Congreso de Ingenieros Civiles, es que Pemex necesita mucha, mucha más inversión que los 220 mil millones de pesos asignados este año a la paraestatal, de los cuales sólo 20 mil millones están etiquetados a la exploración.
Sólo así podría, la industria petrolera nacional, seguir siendo garante del progreso de México, si bien el presidente no quiso adelantar explícitamente su postura en pro de la inversión privada extranjera y nacional frente a tamaño reto.
No podemos soslayar, sin embargo, la existencia de un virtual proceso de privatización en Pemex. Una de las principales trasnacionales petroleras, ligada al neoconservadurismo de cuño texano enquistado en la Casa Blanca, Halliburton, recién suscribió con el Gobierno mexicano un contrato por tres años para perforar y concluir 58 pozos en el sureste mexicano.
La súper explotación fiscal, el abandono y elevado endeudamiento con alto costo financiero de la paraestatal, ha sido la estrategia impulsada por los Gobiernos de la República desde 1983, cuyo objetivo de largo aliento es justificar una franca apertura del sector energético a la inversión privada, cuyo componente extranjero sería eventualmente avasallador por la tecnología de punta necesaria, entre otras cosas, para la exploración de petróleo en aguas profundas y someras.
Un componente muy controvertido de semejante estrategia oficial es buscar que la unidad de la izquierda sobre el candente tema se erosione.
Mouriño acudió al recinto Legislativo de San Lázaro a una entrevista protocolaria con la presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta del PRD (28/01/008), quien ante la posturas expresada por los diputados su partido de no participar en la discusión de ninguna reforma energética que abone terreno a la privatización de Pemex, anunciando incluso que impedirían el debate parlamentario al respecto, sostuvo que de ser necesario se buscaría una sede alterna pero bajo ninguna circunstancia podría dejar de asumir su obligación institucional, como dirigente de la Cámara Baja, de dar curso al debate y la posible votación del pleno sobre el punto.
La Diputada Zavaleta aceptó el desafío político afirmando que si su bancada considera que por ello debe ser removida como presidenta de la Cámara de Diputados, así lo solicite al pleno, si bien al preguntársele si como militante de su partido estaría de acuerdo en ser removida, expresó tajante su expectativa de que el pleno la defienda.
A la suspicacia del lópezobradorismo y otros sectores de la sociedad, contribuyó la misma Ruth Zavaleta con su estilo poco profesional, más bien desparpajado, de abordar el tema al ser cuestionada incisivamente por los reporteros de la fuente, cayendo en un galimatías al no poder precisar si trató o no el punto de la reforma energética con Mouriño, asumiendo una actitud ambivalente al decir que éste no tiene todavía el documento, no lo trajo como un tema que se discuta en este periodo, ordinario de sesiones que mañana viernes comienza.
A la pregunta de si le dijo o no el titular de Gobernación que se presentaría la iniciativa de reforma energética, Zavaleta mostró su nerviosismo: No me lo dijo, o sea, no me dijo si la van a presentar.
Me dijo: estamos revisando la entrega del documento. Yo me imagino que sí ¿verdad? Sí lo están revisando.
Ese mismo día, al ser cuestionado sobre la entrevista que sostuvieron Mouriño y Zavaleta, Andrés Manuel López Obrador respondió con ironía cortante: Sería muy bueno que Mouriño, ahora que anda visitando, de afanosito, agarrándole la pierna a todo el que se deja, políticamente hablando, que de una vez aceptara debatir con él sobre el tema del petróleo.
AMLO se colocó, políticamente hablando, en la misma frecuencia declarativa de Gerardo Fernández Noroña, más pejista que el Peje, cuando en tácita alusión a la diputada perredista Ruth Zavaleta, éste advirtiera contra quienes están dispuestos o dispuestas a aflojar el cuerpo para el logro de sus ambiciones políticas.
La Diputada Zavaleta reaccionó de inmediato mostrando gran molestia. No podía dejar de ponerse un saco hecho a la medida:Me extraña este tipo de comentarios de un político que consideré podía dar un salto a ser un estadista y que con sus comentarios se rebaja a ser un buscapleitos de Taberna.
Se trata de un intercambio de agresiones en un partido cuya unidad es muy frágil. Aunque los líderes de la corriente mayoritaria perredista, Nueva Izquierda, urdieron el nombramiento de la diputada Zavaleta como presidenta de la Cámara de Diputados, y cobijan, políticamente hablado, su desempeño, no se atreven a contrariar directamente a López Obrador, temerosos de que el fenómeno de su popularidad repunte y los deje, entonces, chiflando en la loma.
La pugna por el control del PRD está en su apogeo. El lópezobradorismo emergente no parece tener la capacidad organizativa para vencer en la lid interna por la presidencia nacional del partido. Ante la nomenclatura partidista de larga data, el efecto López Obrador se desdibuja.
dmartinbara@hotmail.com