El equilibrio y la serenidad
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Sugey Estrada/Hugo Gómez
¡Qué difícil es permanecer sereno ante el vertiginoso ajetreo cotidiano! ¿Cómo conservar el equilibrio ante el convulsionado coctel de experiencias que brinda la vida?
Los acontecimientos no deben tener la última palabra. En medio de la vorágine se puede conservar la serenidad, como señaló Mario Alberto Puig con un cuento.
Érase un anciano rey que quiso preparar a su hijo para el momento de la sucesión. Había conservado su reino en paz y armonía pero el joven príncipe no gustaba del equilibrio y la serenidad, para él eran más importantes la astucia y el poder.
Cansado de repetir sus consejos, al rey se le ocurrió hacer un concurso de pintura con el tema de la serenidad y el equilibrio. Ordenó que convocaran a todos los artistas del planeta y puso una única regla: no desechar ninguna pintura por extraña o ridícula que pareciera.
Se recibieron infinidad de cuadros mostrando un mar en calma y el apacible vuelo de pájaros. De pronto, llegó un contrastante cuadro pintado en tonos oscuros y con un mar encrespado. Los nobles se burlaron y lo arrinconaron para que pasara inadvertido.
El rey se decepcionó porque todos los cuadros eran hermosos, pero no reflejaban lo que buscaba. Repentinamente, descubrió el incomprendido cuadro arrumbado en un rincón. Al observarlo fijamente percibió entre las rocas un pequeño nido donde había un pajarito recién nacido, a quien su madre daba de comer ajena a la tormenta que se abatía.
"La serenidad no surge de vivir en las circunstancias ideales como reflejan los otros cuadros con sus mares en calma y sus cielos despejados. La serenidad es la capacidad de mantener centrada tu atención en aquello que para ti es una prioridad", dijo el rey.
¿Conservo la serenidad en medio de la dificultad?
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