El ¿liderazgo? de Peña Nieto
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1. No sólo simpatizantes del Partido Revolucionario Institucional, sino diferentes analistas políticos y sociales, han manifestado su positivo asombro ante el desempeño de Enrique Peña Nieto como Presidente de la República. Ha sacado buenas calificaciones en los primeros dos años de su gestión. Aunque sus índices de aceptación no son excelentes, sí demuestran un alto grado de aprobación en líderes sociales y población en general.
2. Las diferentes reformas estructurales que ha promovido, en especial la energética, le han hecho encontrar el respaldo de muchas personalidades no sólo al interior de nuestro País, sino en el concierto internacional. Contrasta esta aprobación con las descalificaciones que tuvo durante su campaña. Ya casi se olvidó su incapacidad para hablar un inglés medianamente aceptable, y el desliz que protagonizó durante la Feria del Libro en Guadalajara.
3. Pero: ¿es Peña Nieto un verdadero líder, o simplemente ha sabido conducir sus proyectos con eficacia? ¿Estamos ante un estadista, capaz de convencer a sus enemigos del rumbo que quiere dar a nuestro País, o es sólo un hábil funcionario que ha capitalizado errores ajenos? Hace dos años ni nos hubiéramos planteado estas preguntas, al aparecer sólo como una cara bonita ante las pantallas, pero con grandes deficiencias académicas.
4. Por principio de cuentas, su astucia está fuera de discusión. La habilidad con la que condujo el proceso de aceptación para sus reformas es también admirable, y nos preguntamos cómo le hizo para que PAN y PRD aparezcan hoy sumisos, preocupados sólo por sus problemas internos. Peña Nieto y su PRI supieron esperar 12 años para regresar con renovados bríos, y parece que llegaron para quedarse por mucho tiempo más.
5. Sin embargo, persiste la pregunta sobre la naturaleza de su liderazgo. Recordemos que un líder se distingue de los jefes por estas características: inspira confianza y no miedo; busca servir y no mandar; es el primero en llegar y el último en irse; convence, motiva, da ejemplo. Quienes le siguen lo admiran, quieren imitarlo, se sienten orgullos@s de él. Se convierte en una referencia obligada. Traza rumbos. Despeja horizontes.
6. ¿Tiene Peña Nieto esas cualidades? Ha demostrado astucia, manejo político, capacidad de negociación, colmillo retorcido gracias a la escuela priista que trae desde su juventud, habilidad para asimilar las derrotas que su partido sufrió recientemente, excelente acceso a los medios de comunicación. No es, entonces, el improvisado funcionario que llega al poder gracias sólo al apoyo de sus padrinos políticos, o por su galanura.
7. Pero falta por ver si las referidas reformas, argumento fundamental para tener un juicio positivo sobre el Presidente, se pueden instrumentar de manera correcta, evitando sobre todo el riesgo de la corrupción administrativa. Si la ataca de manera frontal, quizá sólo entonces hablaremos de un líder. De lo contrario, estaremos ante un nuevo Salinas de Gortari, de gran habilidad y astucia, pero sin liderazgo en todas las capas de la población.
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