El otro encierro
20 octubre 2010
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Los mineros y el restoEl encierro duró dos meses, nueve días y unas ocho horas. Fue el tiempo en el que permanecieron encerrados los 33 mineros chilenos. Su rescate fue sujeto de atención mundial y de alabanza: por la razón que sea la meta fue lograda. Toda una proeza.
Pero hay otro tipo de encierro, más peligroso por ser menos visible, y del que necesitamos ser rescatados. Es el encierro en el rollo, la basura intelectual, las palabras vacías, los malos razonamientos. Me explico.
Lo hago usando algunos de los comentarios que escuché sobre el rescate de esos mineros. Se dijo que el rescate se logró gracias a una sociedad unida, gracias a la solidaridad social, gracias a humanidad chilena, gracias a la organización social, gracias a la justicia social del País, gracias a la participación social curiosas explicaciones que en realidad nada explican.
Incluso, en la carta de un lector a un periódico, se afirmó que, "Hoy, la Madre Tierra devolvió a sus hijos con la ayuda del hombre; justicia divina, ahora falta la justicia del hombre en favor de los mineros". Y, al menos yo, me quedo con la curiosidad de saber qué quiso decir en realidad con todo eso.
Estamos en el terreno de lo que en inglés llaman bull shit: palabras vacías que poco significan, que suenan bien y nada dicen. En México le dicen rollo, y es el hablar como lo hacía Cantinflas, con muchas palabras que en conjunto no tienen sentido. También lo hacen filósofos a los que se suele tomar en serio.
Los mineros estuvieron encerrados poco tiempo en realidad. El resto de nosotros lo hemos estado por años en palabras que nada significan pero que a muchos satisfacen. Digo, porque explicar el rescate de esos mineros gracias a la existencia de la solidaridad social chilena es como intentar explicar un eclipse teniendo como causa a la justicia social.
Hay ocasiones en las que se tiene la impresión de estar sumergido en un mar de basura verbal, mucha de la cual proviene de los círculos políticos y sus discursos, tan llenos de palabras vacías y frases huecas, que cada quien interpreta como le dé la gana. En ese mar es imposible tener logros.
Si los mineros fueron rescatados, ello fue posible por las acciones concretas y específicas de personas con un objetivo claro y los medios para hacerlo. Nada tuvo que ver la Madre Tierra, ni la justicia, ni la solidaridad social. Se necesitó gente con conocimientos, disponibilidad tecnológica, medios materiales y, muy importante, la ausencia de palabras vacías y adjetivos sociales.
El asunto es, al fin de cuentas, uno de educación y de disciplina mental. Una que rehuya la palabrería colectivista y busque explicaciones serias. Pongo un ejemplo que llega a hartar, el de la búsqueda de un modelo de país, buena muestra de eso que nos rodea y de lo que debemos salir.
Suele argumentarse que en México se padece un bienestar reducido porque no nos hemos puesto de acuerdo en adoptar el modelo de Nación que queremos. Si los mexicanos lográramos un consenso del tipo de País que queremos, se dice, podríamos crecer y elevar el bienestar de todos. Y quien eso dice, queda satisfecho con la explicación dada.
Es ridículo. Primero, nunca habrá un consenso total sobre el tipo de País que se quiere, jamás. Segundo, aún suponiendo que se logre el consenso, ello no es garantía de nada: es posible que se haya acordado el modelo equivocado. A todo lo que puede aspirarse es a una Nación dentro de la que sea sencillo que cada persona logre su propio proyecto personal.
Los mineros permanecieron unos 40 días encerrados, pero libres de la palabrería que nos rodea. Quienes permanecimos en la superficie seguimos encerrados entre palabras huecas, frases que son clisés, expresiones sin significado y explicaciones absurdas como esa de que si en México hubiera habido solidaridad social, los mineros de Pasta de Conchos habrían sido rescatados.
Digo que es una cuestión de educación, no de escolaridad, porque al final de cuentas son las ideas las que cuentan. Cuando las buenas ideas dominan, los resultados son de igual naturaleza. Pero cuando las malas ideas dominan, poco bueno puede esperarse de ellas. Y es de esa serie de malas ideas de lo que debemos salir y ver la luz de la realidad.
Buena parte de esas malas ideas son las malas explicaciones, el rollo verbal, las palabras sin sentido.
eduardo@contrapeso.info