El padre José María Escrivá de Balaguer nace el 9 de enero de 1902 y muere el 26 de junio de 1975.

25 diciembre 2005

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Noroeste / Juvenci Villanueva

El 26 de junio del presente año se cumplieron 30 años del fallecimiento del padre José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.
Don José María nace el 9 de enero de 1902 en Babastro, Huesca, España, de modesta familia, clase media.
En 1918 inicia sus estudios en el Seminario de Logroño.
Posteriormente, y antes de ordenarse sacerdote, comienza a estudiar la carrera de Derecho. Más tarde obtiene el Doctorado en la misma materia.
El 2 de octubre de 1928 funda el Opus Dei, no contando con más que su "juventud, 26 años, la gracia de Dios y su buen humor".
Al comienzo su trabajo apostólico ni siquiera tenía nombre. Un día un amigo de José María le pregunta: ¿Cómo va esa obra de Dios?, en latín Opus Dei.
Él vio, tal es el término que empleara luego, lo que Dios esperaba de él: que pusiera la vida entera y todas las energías al servicio de lo que sería el Opus Dei.
A su muerte, en 1975, 40 años después de aquella inspiración divina, su obra, el Opus Dei, se había extendido por los cinco continentes a más de 80 países, y había aportado a la Iglesia poco más de mil sacerdotes.
La obra, como se le conoce, contaba ya con unos 60 mil miembros activos.
Asimismo había ya en muchas ciudades, de todos los países, un sinnúmero de labores de apostolado, siempre con carácter profesional y civil, que vienen a ser como focos de irradiación del espíritu cristiano, contribuyendo al mismo tiempo a resolver problemas del mundo contemporáneo: escuelas de primaria y segunda enseñanza, universidades, casas de retiro, residencias para estudiantes, escuelas para campesinos, actividades para obreros, instalaciones deportivas, albergues, etc...
El fundador del Opus Dei sigue ejerciendo una gran influencia en el mundo a través de sus obras publicadas, cuya tirada global sobrepasa los 9 millones de ejemplares.
Monseñor Escrivá de Balaguer gozó de una fama de santidad que el Papa Pablo VI resumió cuando dijo que consideraba al fundador del Opus Dei "como uno de los hombres que han recibido más carismas, y que han respondido con más generosidad a esos dones" en la historia de la Iglesia.
Algunas gentes le atribuyen al Opus Dei caracteres de sociedad secreta. Nada más erróneo. Cualquier seglar puede pertenecer al Opus Dei. La labor que desarrollan sus miembros está a la luz del día.
La novedad del Opus Dei consiste en que cualquier hombre o mujer, de cualquier condición social o económica, sea quien sea, está llamado, sin abandonar el mundo, al apostolado y a la santidad, siempre que sea capaz de sobrenaturalizar las realidades temporales en que está inserto, el trabajo y sus obligaciones familiares y sociales.
Un ejecutivo de Washington, ahora miembro de la "Obra" comenta: "Digamos que yo había llegado a ser una especie de católico de Domingo. A través del Opus Dei he descubierto lo que verdaderamente significa la vocación cristiana en medio del mundo: intentar vivir allí como cristiano, hacerla obra del Señor y ayudar a los que están a mi alrededor".
El Papa Juan Pablo II, recientemente fallecido, dirigiéndose a un grupo de miembros del Opus Dei, les dijo: "Realmente es una gran ideal el vuestro, tal es el mensaje y la espiritualidad del Opus Dei: vivir unidos a Dios en medio del mundo, en cualquier situación, cada uno luchando para ser mejor con la ayuda de la gracia, y dando a conocer a Jesucristo con el testimonio de la propia vida".
El ex presidente del Consejo de Ministros del Gobierno italiano y presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, secuestrado y asesinado por las brigadas rojas italianas, expresó en una ocasión: "Monseñor Escrivá de Balaguer, que se consideró siempre un simple instrumento de la voluntad de Dios, un sacerdote que amaba sobre todas las cosas a Jesucristo y a la Iglesia, ha abierto con su vida heroica y su incansable predicación un nuevo camino de santidad".
Una grandiosa idea, inspirada por Dios, y una vida total de entrega, de oración y sacrificio han dado extraordinarios y sorprendentes resultados.
En verdad es sorprendente y prodigiosa la obra alcanzada en vida por este excepcional siervo de Dios.